Paranaländer reseña la película de producción franco-brasileña «Natal» (1988), del director Paulo Cezar Saraceni, donde se cuenta la vida de Natal da Portela, quien se enriqueció jugando al «bicho» (juego de azar muy popular e ilegal en Brasil) y fue mecenas de la Escola de Samba «Portela».
Por: Paranaländer
“Debajo de la ficción que es el Brasil,
se encuentra el (nuevo) cine brasilero”
Natal (Brasil, 1988), película del director Paulo Cezar Saraceni, cuenta la vida de Natal da Portela, benefactor de la escuela de samba Portela, una de las más célebres de Río de Janeiro, fundada en casa de su padre.
Una vida iniciada en el villorrio Queluz (una marca de fósforos que suponemos tendría ese lugarejo como su sitio de elaboración y que llegaba a Paraguay en la época de Stroessner), luego Río, donde al morir su padre le dicta como última voluntad engancharse como maquinista del Ferrocarril Central, donde tras un accidente le amputan el brazo derecho, sigue como vendedor de comida callejera, se había casado y tenido hijo, la policía no le deja seguir con el negocio, tras ese shock muere su esposa encinta, descubre su destino en el juego de bicho, juego ilegal llamado así pues los números tienen formas de bichos, animales.
Aposentado como un rico benefactor de su comunidad, ayuda económicamente a la escuela de Portela, que en principio no quiso aceptar dinero de ningún cafajeste, la plata fácil también tienta a su amigo Paulo da Portela, famoso compositor que nunca pudo ingresar a la escuela y muere al final sin cumplir ese anhelo, Natal mata y va preso, sale y es reconocido como un prócer de la escuela de Portela, finalmente muere en 1975.
El crítico francés de Cahiers du Cinema, Hervé Le Roux, partiendo de que la película de coproducción francesa-brasilera (Coût de coeur-Embrafilm) está dedicada a Leon Hirszman (muerto en 1987) y Glauber Rocha (muerto en 1981), ve en la película dos pelis: una, la biografía de Natal da Portela, y la otra, un duelo por el cine brasilero.
Aquí se puede ver la película:
Le Roux interpreta la mano amputada de Natal como metáfora misma del cine brasilero después de la muerte de Glauber Rocha.
Que Brasil es definitivamente, ontológicamente un país del cine.
Que habrá siempre cine brasilero, como habrá siempre un cine norteamericano.
La banda sonora es impresionante: Paolo da Portela, Almir Guineto, Monarco (que también actúa), Cartola, João Nogueira.
Paulo Cezar Saraceni, cabeza del Cinema Novo junto a Glauber Rocha, el más grande cineasta brasilero de esos años, autor de las obras maestras del movimiento como El desafío (1965) y Al sur de mi cuerpo (1981). Natal (1988) es acaso su mejor película.