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domingo, abril 28, 2024

Nada debería impedir comprar vacunas a la República Popular China

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Taiwán es el primer inversor extranjero en China Popular, por lo tanto no puede exigirnos a nosotros, los paraguayos, que dejemos de hacer lo que él mismo hace soberana y libremente con su histórico adversario.

Con muy mal tino y más desconocimiento aún, la Cámara de Senadores rechazó hoy la posibilidad de que la República del Paraguay adquiera vacunas contra el Covid-19 de la República Popular China.

Y ello por innumerables razones, que ahora pasamos a detallar.

1. Que seamos amigos de Taiwán no significa que automáticamente debamos ser enemigos de China Popular. Este país es un miembro de gran peso en la comunidad internacional, miembro, además, del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, liderazgo que el Paraguay no puede (ni debe) desconocer de ninguna manera.

2. Tanto Paraguay como China Continental son miembros plenos de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y, por ese motivo, se encuentran en situación de plena igualdad para comerciar.

3. Taiwán es el primer inversor extranjero en China Popular, por lo tanto no puede exigirnos a nosotros, los paraguayos, que dejemos de hacer lo que él mismo hace soberana y libremente con su histórico adversario.

4. El interés nacional, en este caso la salud del pueblo paraguayo, asunto de crucial importancia en el momento presente, debe estar por encima de cualquier otra consideración adicional, sobre todo la de ser incondicionalmente “fieles” a un Estado que no se priva de hacer negocios con la República Popular China.

5. Actuar de manera contraria significaría poner en primer lugar el interés del pueblo taiwanés al del pueblo paraguayo, lo cual no es aceptable bajo ninguna circunstancia, y menos aún en tiempos de cruenta pandemia.

El Paraguay, según lo prescribe su propia Constitución, es una nación libre y soberana, y bajo ninguna circunstancia debe anteponer el interés de estados extranjeros al de su propio estado y pueblo.

Por todas estas razones, consideramos que existen todos los principios del derecho internacional que nos amparan, amén de la tradicional amistad con Taiwán, a adquirir vacunas de Covid-19 con el país que sea. La crítica situación actual así lo amerita. No hacerlo sería no sólo de necios, sino también de criminales.

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