En esta entrega, Paranaländer escribe acerca de una película francesa de la década de los 60, “El ejército de las sombras”, de Jean-Pierre Melville, que es un apretado relato de un libro del mismo título, escrito por Joseph Kessel.
Por: Paranaländer
“El ejército de las sombras” (1969) es una película de Jean-Pierre Melville que en dos horas veinte minutos condensa y aprieta las peripecias narradas en el libro del mismo título “El ejército de las sombras. Crónica de la resistencia francesa” (1945, Editorial Numancia, Buenos Aires. Original, 1943) obra de Joseph Kessel.
Empiezo por el final (por cierto, Melville añade unas líneas donde resume los destinos de sus protagonistas, que no coincide con el final del libro). La crónica está fechada su conclusión en “Coulsdon, Ashdown- Park Hotel (Londres), setiembre 2 de 1943”.
El prólogo titulado como Advertencia, está fechado en “Londres, Kinnerton Studio, setiembre 8 de 1943”. Allí leemos: “No hay en este libro ni propaganda ni ficción. Ningún detalle ha sido en él falseado, ninguno ha sido inventado”. Un poco más adelante: “mi miseria de escritor ante el corazón profundo de este libro, ante la imagen y el espíritu del grande y maravilloso misterio que es la Resistencia francesa”.
Sugiero leer el libro en clave actual, pandémica, en especial delante de frases de este tipo que se repiten cada rato: “Si sobrevivo”. O ante esta otra: “descuidar lo que es esencial, el instinto de conservación”. Oigan palurdos, el instinto de conservación no librerías.
Melville es un lector saltado, va condensando las aventuras de innumerables personajes anónimos en un puñado de nombres dentro del filme. Se pierde esa pluralidad clandestina que es la clave del libro enfatizado las acciones en Philippe Gerbier, Luc Jardie, El Bisón, Jean-François, Lamasque, Mathilde, Félix la Tonsure…
La belleza del libro está la fatalidad de sus frases:
“Otros cantaban la Marsellesa escondiendo el canto con el ruido de sus trabas sacudidas”.
“Palpan cien veces al día su provisión de veneno”.
“los que eran dulces, tiernos, pacíficos, se endurecen. Los que eran duros como yo lo era, como lo soy todavía, se hacen permeables a los sentimientos”.
“He visto a muchachos calzados con pedazos de neumáticos viejos y hasta con pedazos de corteza atados con piolines. He visto a otros que tienen por todo vestido una bolsa vieja de patatas, hendida en dos, y anudada alrededor de la cintura como un taparrabo”.
*La película se puede ver aquí: https://zoowoman.website/wp/movies/el-ejercito-de-las-sombras/
