Feliciano Centurión fue un artista visual paraguayo, formado profesionalmente en Argentina. A finales de los ochenta y principios de los noventa incursionó fuertemente en circuitos alternativos de la cultura independiente porteña.
Por: Derian Passaglia.
La obra artística de Feliciano Centurión (1962 – 1996) revolucionó el ambiente del arte a fines de la década de los ochenta y principios de los noventa en circuitos alternativos de la cultura independiente porteña. Feliciano Centurión nació en San Ignacio y murió en Buenos Aires, donde desarrolló toda su obra.
Estudió en la Escuela Provincial de Bellas Artes en Formosa, y más tarde se radicó en la Ciudad de Buenos Aires, donde completó sus estudios y se recibió de profesor Superior en Pintura. Feliciano Centurión estuvo vinculado al grupo de artistas de la Galería del Centro Cultural Rojas, escenario importante del under artístico de los noventa. Fue en ese mítico lugar donde expuso varias de sus obras.
El trabajo artístico de Feliciano se caracteriza por el uso de materiales novedosos, que se compone de pinturas de grandes formatos, bordados en frazadas, textiles, que revelan una sensibilidad única y conectan con los paisajes de su infancia, el imaginario paraguayo de provincias.
La utilización de elementos textiles le permite a Feliciano Centurión explorar lo manual y lo barato para crear arte con formas que parecen simples y callejeras, pero que se relacionan con las imágenes y materiales de su propio pasado. Muchos de sus bordados están confeccionados con ñandutí.
Feliciano Centurión murió de sida. En 1974, en medio de la dictadura de Stroessner, la familia Centurión optó por el exilio voluntario como muchas familias paraguayas. Las pinturas de la década del ochenta de Feliciano remiten al deseo, a las formas de vidas homosexuales y a escenas homoeróticas que revelan una sensibilidad gay. Muchos patrones florales que se traman en estas pinturas están inspiradas en las que veía Feliciano en sus paseos por el barrio de Once.
La obra de Feliciano Centurión es delicada, sutil, tierna, naif, volcada a representar un mundo propio que al momento de su aparición ponían en cuestionamiento los modos de producir arte, como si para crear un gran arte no se necesitara más que elementos que pueden encontrarse en bazares, ferias y tiendas, pero también en la memoria de lo vivido, las raíces, las tradiciones y la identidad.
Imagen de portada: Revista Abc Color.