Paranaländer escribe en esta ocasión sobre los “poetas locos”, especialmente sobre Alda Merini (Milano 1931-2009), y nos trae algunos extractos de sus obras.
Por: Paranaländer
“La poesía es el lugar de la nada”
Existen los poetas-locos como Tasso, Campana, Hölderlin y Alda Merini (Milano 1931-2009), una de nuestras poetas más admiradas. Ella, amante de poetas casados (“Estimado Quasimodo, Nunca hice una escena sobre tus traiciones. Si hubo una mujer que te entendió, fui yo. Tú me asegurabas tres encuentros a la semana. Yo era demasiado joven para tener celos de ti, y me fui después de hacer cálculos precisos: tener una familia propia y, sobre todo, no traicionar el gran amor que María tenía por ti. Odio hacer sufrir a las mujeres y, lamentablemente, nunca he sido una ladrona de maridos. Así que me fui como vine: con tu imprimátur en mi frente. Siempre recuerdo la última vez que lloré, durante mucho tiempo, en tu camisa recién lavada, mientras no notabas nada”), que añoraba una ambulancia, copulaba con camellos, fumaba mil cigarrillos al día, escribía cartas sin enviar a ex amantes, personajes ficticios o remotos. Prisionera de la vida, que ve la locura como espacio de amor e investigación, diarista del manicomio (donde estuvo 10 años), usando el idioma de los ángeles y demonios, creyente que define a Dios como recaudador de impuestos de poetas. Su mundo: La familia (el padre, la madre, los dos hermanos), los amores (de Manganelli y Quasimodo, sus maridos Ettore Carniti y Michele Pierri, Titano: “Titano es mi amor fácil”), las hijas, el manicomio, la poesía, que no debe ser reducida a su locura según ella. Que nunca retocó. Desmitificada por ella, no es una cosa necesaria para la vida.
En 1947 conoció a Giorgio Manganelli, y tuvo los primeros signos de su enfermedad mental. En 1953 se casa con Ettore Carniti, dueño de panaderías. En 1955 nace Emanuela y en 1958, Flavia, sus hijas. En 1965 inició su doloroso internamiento en el asilo Paolo Pini de Milán, internamiento que continuó hasta 1972. Durante los períodos de alta, nacieron otras dos hijas: Barbara y Simona. Viuda en 1983, se casó con el poeta tarantino Michele Pierri dos años más tarde, en cuya ciudad se mudó. Son años difíciles, durante los cuales conoce los horrores del hospital psiquiátrico de Tarento. A su regreso a Milán en 1988. En su casa no había libros entonces, los vendió todos para hacer frente a la enfermedad de su marido. De este último período de su vida, “Aforismos y magia” (199), es el libro que más me ha conmovido.
Todos los poetas
me comieron.
Cuando el poeta llora
comienza el fin del mundo.
Cuando un artista
va al psicoanalista
inventa siempre.
La cuerda más silenciosa
es aquella de los versos.
Es un filósofo puro el poeta,
yendo a las montañas
a coger la última estrella.
El imperativo categórico
del poeta
es morir
antes de empezar
a existir.
La cópula del poeta
siempre es aséptico.
El verdadero poeta
no debe tener
parientes
Aquí se puede oír Los Poetas Trabajan de Noche: https://www.youtube.com/watch?v=n7lKvaPOg_4