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sábado, mayo 18, 2024

Claudia Piñeiro, literatura de señoras

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Derian Passaglia sobre Claudia Piñeiro: «las habilidades de la narradora se ven cuando habla de ropa, tema que maneja con elegancia, y cuando construye una trama no irónica entre la relación de un esposo infiel».

Una amiga me dijo que Claudia Piñeiro le parece literatura de señoras y a partir de ese momento ya no la pude leer de otra forma. Yo agregaría: literatura de señora de country. Piñeiro se hizo conocida en el 2005 cuando ganó el Premio Clarín con la novela La viuda de los jueves. Varias novelas suyas fueron llevadas al cine y acaba de estrenarse como guionista de El reino, una producción de Netflix sobre un crimen político: un presidente es asesinado y lo reemplaza su vicepresidente.

Claudia Piñeiro escribe policiales y es antipdf, lo que quiere decir que no está de acuerdo con la circulación libre y gratuita de los libros, porque la considera una violación a los derechos de autor. La primera oración de la novela Tuya (2005) dice: “Para aquel entonces hacía más de un mes que Ernesto no me hacía el amor”.

La frase me hizo acordar al comienzo del cuento Muchacha Punk, de Fogwill, donde también el amor se hace y se deshace: “‘En diciembre de 1978 hice el amor con una muchacha punk. Decir ‘hice el amor’ es un decir, porque el amor ya estaba hecho antes de mi llegada a Londres y aquello que ella y yo hicimos, ese montón de cosas que ‘hicimos’ ella y yo, no eran el amor y ni siquiera –me atrevería hoy a demostrarlo–, eran un amor: eran eso y sólo eso eran. Lo que interesa en esta historia es que la muchacha punk y yo nos ‘acostamos juntos’”.

Acostarse juntos, hacer el amor… ¿por qué parece tan difícil llamar a las cosas por su nombre? Fogwill le da una vuelta a la frase, pero Claudia Piñeiro no la problematiza, como no problematiza ninguna de las palabras que escribió en la novela. El lenguaje no busca la belleza, sino la reproducción fiel del habla de una mujer de mediana edad, clase media argentina. Quiere hablar como los jóvenes, quiere decir expresiones nuevas, quiere quiere. Las palabras se tropiezan cuando llegan a las manos de Claudia Piñeiro.

Las habilidades de la narradora se ven cuando habla de ropa, tema que maneja con elegancia, y cuando construye una trama no irónica entre la relación de un esposo infiel, ella misma como investigadora y el crimen inesperado de una secretaria que le mandaba cartas a su esposo con la firma de Tuya. Todo esto pasa en el primer capítulo. En los siguientes se ocupa de ir viendo cómo rellenar los huecos. Aparece una hija embarazada que no le importa a nadie, capítulos enteros de diálogos a lo Puig para que crezcan las páginas, otro personaje llamado Charo que quizá sea la verdadera Tuya. Para esa altura, el interés del lector está puesto en descubrir cuál es la frase más horrible de todas oración por oración, párrafo por párrafo.

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