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sábado, noviembre 23, 2024

Frágil y clásico, la literatura de Denton Welch

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«Denton Welch es clásico en un sentido originario, griego, quizá hasta escolar. Sus relatos ascienden progresivamente hasta un punto de no retorno, un clímax, que encierra el sentido completo». Por: Derian Passaglia

Dos o tres datos biográficos funcionan como el mito del escritor. Denton Welch nació en Shangai, pero su tradición y sus padres eran ingleses; quería ser pintor; lo atropelló un auto mientras andaba en bicicleta y murió a los treinta y tres años. Aira habla de la unión delicada entre estilo e inteligencia en Welch. Chitarroni destaca sus frases perfectas, su ejercicio artesanal de una escritura que parece de cuaderno. Esa sensación se genera con la proximidad de una escritura íntima, trazada al pasar, para uno mismo, libre de artificios.

La literatura de Denton Welch expone una fragilidad infrecuente. En general, la palabra que se asocia a los relatos autobiográficos es vulnerabilidad, que remite a la situación del sujeto que escribe. Al mostrar las propias miserias humanas, el escritor se muestra vulnerable, desnudo ante el lector. Pero Denton Welch no es vulnerable, es frágil. En cualquier momento pareciera que su escritura, de tanto tensarse, se va a romper.

La fragilidad es un estado de la propia escritura antes que una propiedad del que escribe. Lo autobiográfico se desplaza, la importancia no la tiene el que escribe, sino lo que se lee. Es difícil convertir a la fragilidad, un valor asociado a la falta, en algo positivo. Ser frágil es no tener fuerza ni energía, es lo contrario a lo sólido. La persona frágil tiembla ante las cosas y las situaciones de la vida, como el protagonista de «Cuando tenía trece años»: Archer, el amigo de su hermano, lo ayuda a vomitar después de una noche de borrachera.

Ni vanguardia ni autobiografía, Denton Welch es clásico. Cualquier cosa podría pasar por clásica, depende de cómo se la mire. Según Borges, los franceses empezaron a llamar clásico a Racine, pero es una palabra inestable, varía su significado de acuerdo al contexto. Aunque no se pensaron de esa manera, hoy podría llamarse clásicas a las vanguardias, a Beckett, a la literatura del siglo XX. Denton Welch es clásico en un sentido originario, griego, quizá hasta escolar. Sus relatos ascienden progresivamente hasta un punto de no retorno, un clímax, que encierra el sentido completo. Una visión, un diálogo entre personajes, una imagen. El clímax no es imprevisible, se lo espera, es necesario. Casi nunca se lo puede entender, el clímax solamente se puede sentir, no importa si se lo entiende, como en la poesía. La sensación de clímax, de momento cumbre, es eso: una sensación. Al estar unidas a la fragilidad, las sensaciones son más vivas, y el clímax perdura en la memoria.

Lentamente el relato desciende por una pendiente tranquila, sin vértigo, a través de una observación chiquita. Se pierde en la intrascendencia pero no importa, porque eo lector ya leyó lo que tenía que leer, el motivo de la escritura, y ese clímax acompaña a las sensaciones hasta el final. La literatura de sensaciones parece más cercana al género poético que al narrativo. Denton Welch no produce belleza, provoca que se manifieste al interior del lector.

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