17.9 C
Asunción
jueves, mayo 16, 2024

El diluvio y el árbol salvador

Más Leído

Paranaländer solicita de modo urgente por este medio que sea proclamado como nuevo escudo municipal de Asunción un árbol (palmera pindó) enhiesto en la tormenta.

 

Por: Paranaländer.

 

Del diluvio mítico guarani que destruyó el yvy tenonde (tierra primigenia) pasando por los ranchos de tapia francesa blanqueadas de tobati que cronificó el español Aguirre en 1784 hasta el niño de la semana pasada que, guarecido en un árbol, fue rescatado por un arrojado y deprendido ciudadano, el agua y las catástrofes han sido la imagen icónica y emblemática de la virginal Asunción. El agua diluvial y un árbol salvador.

“Asunción sería una ciudad lucida por las proporciones que tiene, de bastante gente, alguna rica y toda con ocupación y comercio, sino fuese por el raudal que desasea la ciudad y es un trastorno urbano importante; la Ribera es el mejor paseo, por la vista de tan maravilloso río” (Aguirre, p. 28)

“Cuando los hermanos Kuarahy y Yacy se terminaron haciendo la guerra por todos los medios posibles -y aun por los medios no ecológikos- se produjo un diluvio o catástrofe ambiental ke inundó todo el país, y del cual se salvaron solo el hijo de Yacy (Yacy Ra’y) y su media hermana, hija de Kuarahy (Kuarahy Memby Kuñá, o más tarde conocida x su nombre o nickname xamániko: Pindó Kuñakaraí, ke sanaba muitas veces con un mejunje obtenido al hervir la raíz del pindó) al subir prestamente a un pindó de más de 100 metros de alto, un pindó transgéniko, mutante, geek ke nadie más visualizó (aparentemente estaba levantado y sostenido con una sustancia desconocida, mutada, capaz de crear una curvatura del espacio muy acentuada, asegún los caraítas guaraníes –duchos en Einstein, Eddington y Crommemlin y no solo en Nimuendaju y Cadogan-, lo que explicaría ke solo los hermanos gemelos (e incestuosos) nomás lo hayan vislumbrado, iluminados por algún tercer ojo relativista o einsteiniano, y así salvarse)”.

“Cuando el agua roja, el agua roja y turbia, pasó a subir, entonces, llevó a innumerables Aché. El agua roja, esa gran agua roja, llevaba muchos Aché. Un hombre y su mujer treparon en una palmera hasta la cima, hasta la cima de una vieja palmera ellos treparon. Viendo, desde arriba, que el agua no desaparecía, empezaron a llorar. Y el agua siguió subiendo. La ola subió tan alto que derribó el árbol y los dos Aché tuvieron que subirse encima de otro, viejo y saliente. Esta palmera no fue abatida. Tomando sus frutas, las tiraron abajo: pero el agua todavía estaba allí. Más tarde, recomenzaron a lanzarlos de nuevo. Algunos habían chocado contra las rocas- Entonces por fin pudieron descender. El agua se había llevado a todos los Aché y se habían convertido en capibaras, y en el agua viven, convertidos en capibaras, las almas de esos Aché”.

«La raza guaraní no se extinguió durante el diluvio universal (ypuru, literalmente, agua que devora), del cual la nación posee algunas nociones confusas. Tamanduaré, uno de sus más antiguos. profetas, favoritos de Tupa, recibido, por adelantado, aviso del diluvio futuro y, siguiendo consejos de la divinidad, huyó con unas pocas familias, ganando la cumbre de una enorme palmera. «Los supervivientes se alimentaron de frutas, de las que el árbol estaba cargado hasta que se retiraron las aguas. Tamanduaré luego descendió con sus compañeros, y éstos se multiplicaron tanto, que todo el país estaba cubierto de colonias descendientes de guaraníes.»

“El cedro, como es sabido, es considerado una especie generadora de otros árboles, un árbol-madre. Se cuenta que, después del diluvio, sus semillas dieron origen a toda la diversidad de vegetales hoy conocida”.

“La palmera “pindó” (yva’y) es otro ejemplo similar. El Ser Creador habría creado el mundo sobre cinco palmeras eternas, de las cuales una estaba metida en la fuente de Jasuka, Nuestra Verdadera Madre. Esta palmera habría sido el primer árbol que resurgió después del diluvio”.

“Según un mito tupi anotado en el siglo XVI. (A. Thévet, 1575), el creador Monan, disgustado con la ingratitud de los hombres, hizo descender sobre ellos un fuego (tata), que los destruyó a todos, excepto a Irin-Magé, protegido de las llamas por Monan, y que lo convenció para provocar un saludable diluvio. De hecho, en las mitologías tupi-guaraníes, el Gran Incendio está asociado al diluvio, uno anunciando al otro” (A. Métraux, 1993).

“En el mito chiriguano del diluvio, donde este último ahoga todos los fuegos, no todo está perdido, gracias al sapo que se había metido unas brasas en la boca y se había escondido en un agujero; cuando el mundo vuelve a secarse, el batracio sale de su escondite y ofrece fuego a los únicos supervivientes, un niño y una niña” (J.G. Frazer, 1931).

“Entre los guaraníes, los responsables de la inundación son un hombre y la hermana de su padre, cuya CONJUNCIÓN sexual es una falla lo suficientemente importante como para desencadenar la catástrofe, y sin embargo son ellos los que sobrevivieron” (P. Clastres, 1974).

 

 

 

Más Artículos

Últimos Artículos