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sábado, mayo 4, 2024

La izquierda diminuta y pasiva

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Paranaländer, aún después de despachar las 270 páginas del libro de Carlos Pérez Cáceres, no se puede sacar la impresión de la izquierda como entidad diminuta y pasiva en la historia del Paraguay.

 

Por: Paranaländer

 

Reivindicar la militancia de la izquierda en Paraguay es el cometido del libro “Luchas y resistencias 1940-1954”, tomo i, de Carlos Pérez Cáceres, Arandurã-Serpaj, 2021.

El libro esta dedicado “a aquellos militantes, cuadros y dirigentes que alimentaron que siempre es necesaria la lucha…” En suma, podemos decir que es un libro escrito con simpatía hacia las ideas comunistas.

Que aportaron el febrerismo de izquierda, los comunistas, los gremialistas y demás movimientos y grupos progresistas en este periodo de la historia del Paraguay es lo que nos quiere contar el libro.

La verdad muy poco. Durante la guerra del Chaco asumieron la postura pacifista, es decir, antipatriótica de no apoyar la guerra. Durante la guerra civil del 47 sin embargo, temiendo otra pifia, se lanzaron al bando de los sublevados de Concepción temiendo que el triunfador los siga reprimiendo y proscribiendo.

Pérez se queja de que los trabajadores y la izquierda siempre son retratados en los libros de historia del Paraguay canónicos (anticomunistas, por usar su terminología) como “pasivos, diminutos, sin propuestas y ni análisis”.

La verdad que esa imagen negativa no se supera al terminar de leer las 270 páginas de esta obra.

En ella siempre hacen una pareja indisoluble miedo y comunismo. Decir comunismo para Pérez es hablar de represión, persecución, torturas, apresamiento, internamiento en campo de concentración, clandestinidad y muerte violenta. Y sobre todo proscripción: en Paraguay el partido comunista desde los años 20 hasta la caída de Stroessner siempre estuvo proscrito, a excepción de 15 días durante el gobierno Febrerista (sellada tal proscripción con el decreto 152) y los 6 meses de la “Primavera democrática” (hay que descontar un mes de castigo que sufrieron por la impertinencia de lanzar un discurso incendiario Óscar Creydt donde amenazaba a los políticos con el mismo fin que sufriera un presidente boliviano colgado de un farol público).

Un problema que deja sin resolver el autor es la dicotomía fascismo-comunismo. El primero siempre surge en contextos negativos, mientras el segundo, en gran porcentaje de sus menciones, es claramente positivo. Hoy día, en pleno siglo 21, queda claro que el fascismo y el comunismo son dos formas de pensamiento autoritario. Que el comunismo no se haya enseñoreado del país, quizá no fue una desgracia. Claro, como nunca se aplicó en la realidad, queda como que pudo ser idealmente mejor que todos los gobiernos que pasaron sin pena ni gloria en el siglo XX por nuestro país.

Sería interesante cotejar sus opiniones vertidas sobre el ORO (Organización republicana obrera) y la posterior CTP (Confederación paraguaya de trabajadores) con la reciente tesis del investigador Ignacio González Bozzolasco sobre el primer Código de Trabajo del Paraguay (1961). Pérez si menciona las conquistas laborales del periodo “fascista” (aguinaldo, con Morínigo), y “aperturista autoritario” (vacaciones pagas, con Federico Chaves), logradas durante este periodo que abarca el tomo I.

Indudablemente el Nuevo Ideario Nacional fue uno de los grandes aportes del pensamiento progresista.

 

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