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domingo, mayo 5, 2024

Conciencia de clase en «Tungsteno», de César Vallejo

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Derian Passaglia escribe sobre la novela «Tungsteno», del escritor peruano César Vallejo, célebre por su obra poética pero menos reconocido por su narrativa en prosa.

César Vallejo es uno de los mejores poetas latinoamericanos del siglo XX. Trilce es su obra maestra, un libro de poesía vanguardista en el que Vallejo inventa palabras. Trilce, por ejemplo, ¿qué quiere decir? Algunos dicen que es la unión de “tres” y “soles”, que era lo que valía el libro. Nunca lo vamos a saber, y en definitiva no importa. Su significado es infinito.

La obra en prosa, relatos y novelas de Vallejo, es menos conocida. Tungsteno es una novela corta publicada en 1931, en Madrid, y pertenece a su obra de madurez. Según Google, el tungsteno es un metal blanco o gris acero, que se puede usar en forma pura o mezclado con otros metales para formar aleaciones. En la novela, el tungsteno no es más que un bien que los mineros extraen de las minas para la Mining Society.

La novela cuenta la historia de una comunidad peruana, Quivilca, que se ve sometida al poderío económico y financiero de los gringos, representada por la empresa Mining Society. En el medio, los intelectuales y pequeños burgueses locales son funcionales a la explotación extranjera. Los únicos que sufren son los trabajadores y sus hijos. Mediante su tema, que sería retomado décadas más tarde por García Márquez para escribir Cien años de soledad, Vallejo busca despertar las conciencias adormecidas latinoamericanas.

Hay escenas hermosas, fascinantes, dolorosas. Unos chicos que venden chicha, una bebida alcohólica popular de Perú, van a buscar a su tío a un bar, y cuando llegan, el tío sale y le empieza a pegar a uno de sus sobrinos sin explicación, solo por estar borracho y porque lo molestaron. Cuando los gringos de la Mining Society van a buscar a uno de los mineros, los hijos de éste lloran en la puerta de casa, le gritan para que no los abandone. Los hijos, chicos chiquitos que se los puede imaginar descalzos, desamparados, se preguntan si los hombres que vinieron a llevarse a su padre serán humanos. ¿Hablan? ¿En qué idioma? Más que extranjeros, los gringos de la Mining Society son como si fueran extraterrestres.

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