«La literatura libera al hombre de la clase, de los medios, la época y permite descubrirse como el hombre universal. En teoría, es cierto; en la realidad, lo lograron apenas unos pocos a lo largo de la historia humana.» Por: Derian Passaglia.
Miércoles 25/05 19:45
Día para comer locro y pastelitos. La clase dirigente le pide al escritor, según Sartre, que se haga propagandista sin dejar de ser escritor. Pienso en toda la plata que pusieron los yanquis para hacer del cine una industria. ¿La literatura no tiene el mismo poder de propaganda que el cine? Es más fácil que la gente vea una película a que lea un libro. Si la literatura tuviera ese poder… Estaría bueno imaginarlo en una novela: literatura de propaganda, patriótica, que tiene la capacidad de influir y transformar inconscientemente las conciencias.
La burguesía espera que todo le sea proporcionado por el genio del escritor. Cambiar “escritor” por “Mark Zuckerberg” y tenemos el año 2022.
Jueves, 26/05 18:04
Me termina por gustar la figura de escritor que imagina Sartre, casi como si fuera un personaje caricaturesco que necesita su propia novela: “El escritor disfruta a veces de los favores de una marquesa, pero se casa con la hija del albañil”.
La literatura libera al hombre de la clase, de los medios, la época y permite descubrirse como el hombre universal. En teoría, es cierto; en la realidad, lo lograron apenas unos pocos a lo largo de la historia humana.
Jueves, 2/06 18:09
Al reclamar para sí mismo la libertad de pensar y expresión, el escritor se pone necesariamente al servicio de los intereses de la clase burguesa.
En el siglo XVIII, una obra producía ideas que ponía en riesgo a su autor, porque era el origen de trastornos sociales. La literatura contribuía a la liberación política del hombre. En ese entonces, el escritor llamaba a la rebelión de su público burgués, a repensar sus privilegios, como se diría hoy.
De todo esto que cuenta Sartre quedó poco y nada, aunque para la época que escribe todavía había escritores que buscaban provocar y espantar al burgués, como Pasolini. Los escritores, las escritoras de hoy, están cómodos en sus lugares, y todo lo que se escribe es para mostrarlo en redes, para la invitación al festival, para la beca, para el colega. Es un mundo muerto.