Paranaländer reza el rosario de cómo han muerto sus poetas más frecuentados a lo largo de su huera existencia.
En vísperas de su suicidio (1930) de un disparo, Maiakovski había exclamado: “¡La vida es bella y asombrosa!”.
Del legendario suicidio (ahorcado) de Esenin en 1925, hoy se duda pues numerosos documentos hablan de asesinato por razones politicas.
Nikolái Stepánovich Gumiliov (1886-1921) fue ejecutado por un pelotón de fusilamiento en 1921 por participar en una conspiración anticomunista.
Alexander Pushkin (1789-1837) falleció dos días después de las heridas recibidas en un duelo.
Ramón López Velarde murió el 19 de junio de 1921, a la edad del Cristo azul, en su cuarto de avenida Jalisco número 71, «asfixiado por la neumonía y la pleuresía».
El 15 de julio de 1841, Mijaíl Lermontov se bate al pie del monte Masuk del cual sale mal parado, muriendo a los 27 años.
En 1859 muere de cáncer, ignorada del gran público, Marceline Desbordes-Valmore.
En 1855 se suicida Gerard de Nerval, ahorcándose en una calleja de París.
Petrus Bores muere de insolación en 1859.
Jacques Rigaut, el 5 de noviembre de 1929 se dispara una bala en el corazón.
La corta vida del poeta inglés Ernest Dowson (1867-1900) acabó en miseria, alcoholismo y tuberculosis.
Rodrigo Lira (1949-1981) se suicida en la navidad de 1981.
Chandidasa murió cantando en una casa de Kirnakar, recitando sus poemas, el techo, desplomándose, lo sepultó (siglo XV).
Georg Heym, en Berlín mientras patinaba, se ahogó en 1912.
Thomas Chatterton (1752-1770) se suicidó a los 18 años, ingiriendo arsénico.
Ishikawa Takuboku sucumbió a la tuberculosis en 1912.
Hérib Campos Cervera muere en Buenos Aires en 1953 a consecuencia de la negligencia médica que no supo detectar tiempo la infección producida por la mordedura de un gato.
