El existencialismo, en cierto punto, se toca con las ideologías liberales antes que marxistas. Por: Derian Passaglia
Lunes, 16/01 15:07
Pareciera en definitiva que hay una relación intrínseca entre “existencialismo” e “individualidad”, como si el existencialismo fuera una filosofía que tiene que ver fundamentalmente con un hombre (hombre o mujer, entiéndase las reducciones de género del idioma castellano) que está solo, un hombre que está solo y espera. Así se ha ilustrado la filosofía existencialista en la literatura. La soledad, el tiempo, la reflexión… El existencialismo, en cierto punto, se toca con las ideologías liberales antes que marxistas.
La identidad está unida a la acción. “¿Se es lo que se hace? ¿Lo que uno se hace? ¿Se es en la sociedad presente, en la que el trabajo está enajenado? ¿Qué hacer, qué finalidad elegir hoy? Y ¿cómo hacerlo, con qué medios? (…) Las obras que se inspiren en estas preocupaciones no pueden tener la pretensión de ser ante todo agradables: irritan e inquietan, se proponen como tareas que hay que cumplir, invitan a búsquedas sin conclusión, obligan a asistir a experiencias cuyo desenlace es incierto”.
Hay una relación, por más que Sartre no la vea, entre vanguardia y existencialismo. A desarrollar.
Martes, 17/01 11:50
La vanguardia es programática, anuncia sus presupuestos teóricos a través de manifiestos que reclaman sus ejemplos, es decir, las aplicaciones prácticas de esos presupuestos teóricos. La escritura automática, así, sería una de las técnicas con que la vanguardia se piensa a sí misma. Desde los poetas surrealistas, pasando por Beckett, David Lynch, hasta llegar a César Aira, la escritura automática adopta distintas modalidades según el autor que la incorpore a su obra. La vanguardia es, antes que cualquier otra cosa, una serie de técnicas que el siglo XX incorporó al arte.
Se podría decir que lo mismo pasa con el existencialismo de Sartre. ¿Qué es la literatura?, en este sentido, sería un largo manifiesto de vanguardia donde se desarrollan supuestos teóricos y técnicas veladas, nunca explícitas, para convertir al existencialismo en una forma del arte, lo que parecería ser la intención última de Sartre.
