Paranaländer deslee las desescrituras patafísicas de Macedonio Fernández (1874-1952), ese nadaísta o continuador de la nada que se ensaña en extirpar cuerpos o que cae del caballo-pony de la realidad todo el tiempo.
Macedonio Fernández (1874-1952) nunca salió de Argentina, salvo Uruguay y, por supuesto, en Paraguay en 1897 para establecer una colonia anarquista con Muscari y Molina y Vedia.
Al año siguiente fue nombrado juez en Posadas, ciudad misionera sobre el Paraná frente a Encarnación, además de director de la biblioteca.
Nocturnidad de la siesta.
MÁS ÚTIL QUE ESCRIBIR CLARO ES DESESCRIBIR LO YA PUBLICADO.
Concibo o busco que exista el no ser creíble.
En fin, mi divisa era: comenzar con caídas el arte de la equitación, pero de ponys (Que lo convierte en parte de esa secta de filósofos de la caída).
La desnudez no es más que un escote totalitario simultáneo.
Escribir es el modo verdadero de no leer y de vengarse por haber leído tanto.
“POEMAS” , elegía a su mujer Elena de Obieta apareció póstumamente en México el año de 1953, por Guarania, editorial del paraguayo Natalicio González (Una carta fechada en 1951 de Macedonio a Natalicio dice: Al eminente colega americano D. J. Natalco González …Yo no pensaba hacer ningún esfuerzo por su publicación. Pero el grito animador suyo me llegó asoleado como su dulce Paraguay que he conocido mucho hasta el norte y recorrí en mis gran crisis de los 22 años, cuando yo era anarquista spenceriano”).
“En tu frente un fin de ola se durmió (…)
Ausencia o Sueño pero no muerte había.
Que no busca un morir
Almohada en otra muerte
Pero sí sueño en sueño (…)
“Continuación de la nada” (Losada, 1944, que engrosa el “Papeles de Recienvenido” del año 1929) contiene mi texto preferido de Macedonio: “Un paciente en disminución”.
Ha escrito un libro notable: “Continuación de la nada”. Habla de una ausencia que trabaja las cosas, que es la verdadera fuente de energía… Es un extraordinario métaphysico, que no tiene quizás el mismo encanto que Borges, en todo caso no en su lenguaje, mas es mucho más pataphysico que él, con unas derivas métaphysicas múltiples…» (Baudrillard).
Copio “Un paciente en disminución”
“El señor Ga era tan asiduo, dócil y prolongado paciente del doctor Terapéutica que ahora estaba reducido a un único pie. Extirpados sucesivamente los dientes, las amígdalas, el estómago, el riñón, un pulmón, el bazo y el colon, ahora el mayordomo del señor Ga iba a llamar al doctor Terapéutica para que atendiese el pie del señor Ga.
El doctor Terapéutica examinó atentamente el pie y “meneando gravemente” la cabeza prescribió: ‘Hay pie en exceso, por eso se siente mal: que un cirujano haga la ablación necesaria”.
La medicina como esencialmente extirpación, en principio del mal, del morbo, luego adquiere una lógica destructiva hasta descarrilarse y pasa a extirpar lo que sea, el bosque entero de la vida. Una de las formas de darse de la Nada podríamos aventurar como hipótesis del fragmento satírico-patafísico.