30.3 C
Asunción
lunes, noviembre 25, 2024

Londres frenético

Más Leído

Paranaländer viaja a la Londres de inicios de los 70’s con el trickster nativo Hitchcock y descubre una ciudad que no encaja con el glamour y el prestigio que nos tiene acostumbrados.

 

Hitchcock, natural del barrio londinense Leytonstone, vuelve a Londres en 1972 para filmar “Frenzy”.

¿Qué Londres nos muestra?

Un Londres áspero e hirsuto como el personaje principal de su peli Richard, de humor de perros al ser despedido del bar donde trabaja no bien empieza el filme.

De entrada contradice el idealismo fofo de la naciente preocupación ecológica representado por el alcalde que quiere purificar las aguas del turístico Támesis. Hitchcock  ensucia un río tan poético con el cadáver de una mujer víctima del Asesino de la corbata.

¿Qué negocios prosperan en Londres? ¡Agencias para conseguir parejas! No sé ustedes pero yo leería esto como una feroz crítica a otro idealismo de la época: la sacrosanta y cacareada liberación sexual. Bueno, en la peli, la agencia de la ex de Richard no puede siquiera satisfacer las exigencias perversas de Rusk, el comerciante de frutas. Fracasos del hipismo que en Hitchcock derivan en asesinos en serie.

¿Qué más?

Vemos una jocosa reivindicación de la grasienta y poco glamurosa culinaria local (en el personaje del inspector Oxford) en detrimento de la nouvelle cuisine en su cenit (cultivada por Mrs. Oxford).

Fuera de este enfoque antropológico irónico, desprejuiciado de la ciudad, es muy juguetona la vuelta de tuerca de la hipocresía albiónica que se  nos muestra con la pareja Oxford. Ella siempre parada, trajinando sus interminables recetas bizarras para el conservador marido que prefiere desayunar, digamos, “a la misionera”, ¡huevos fritos, chorizos y jamón (“desayunar tres veces al día” antes que sucumbir a las ancas de rana con puré de aguacate y codorniz a la manteca)!

No vislumbra jamás el fastidio del marido con su cocina estrafalaria pero sí intuye que Richard no es el verdadero asesino en serie que tiene en ascuas a toda la comunidad.

Hay bromas machistas casi latinoamericanas lanzadas a las mozas por los habitués en las barras de los bares y pubs en medio a la ingesta de toneladas diarias de cerveza y brandy: las mujeres antes de ser estranguladas con corbatas son sistemáticamente violadas. No hay nada malo que no tenga algo bueno.

Sin embargo, el inspector Oxford instruye a su inferior el sargento Spearman que este tipo de asesinos de mujeres son estrictamente impotentes. Su estrangular es su cópula.

Brilla por su ausencia toda música beatlemaniaca o stoniana en la banda sonora  firmada por Ron Goodwin.

Que el asesino sea el de modales más cordiales y suaves no debe sorprendernos, forma parte  del mundo de caja de sorpresas del que gusta de sobremanera el thriller hitchcockiano.

La imagen varonil de Richard es bastante vergonzosa y pasa de humillación en humillación: desempleado, acusado de borracho por el barman, sin blanca en Londres, durmiendo en un local asqueroso del Ejército de Salvación, acusado de asesinao de su ex, de quien recibe dinero solapadamente. Su acto más viril es lanzarse de cabeza por la escalera de la cárcel para ser hospitalizado si no termina desnucado y escaparse luego durmiendo con somníferos al guardia para cobrarse venganza con Rusk, su antaño amigote hoy asesino de su ex y de su yiyi Brenda.

Esto es difícil de interpretar, pues en las manos de Hitchcock generalmente los personajes, sobre todo los protagónicos, son meros peones de sus bromas y juegos de suspenso, del mira-esto-es-y-no-es.

Sobre la visión de la amistad en el cineasta inglés, podríamos acercarnos a ella sopesando a la pareja Potter que aloja a Richard una noche en su departamento. El marido no puede vencer la animadversión de la esposa (otro personaje áspero y desagradable) hacia Richard, que termina sin  apoyo ante la policía.

La imagen de la figura femenina en Hitchcock se podrá resumir así: amable y llena de tacto con la ex de Richard, amable y solidaria con la amigovia Brenda (las figuras amables son las víctimas justamente del Asesino de la corbata), ambigua con la señora Oxford (ciega como ama de casa y esposa, perspicaz como psicóloga de la urbe moderna), antipática e insolidaria  con la señora Potter, y  por último, la también ambigua secretaria de la ex, sin cualidades físicas atractivas para los hombres clientes de la agencia pero brillante por su memoria para el inspector Oxford.

La tonalidad del color de la película no es el tornasolado de la década, tiende al claroscuro y el difumino.

Frenesi para foroxd.es

Más Artículos

Últimos Artículos