«Faltan los sombreros, los encuentros secretos en plazas, hombres de sobretodo y Sartre se escribe una novela de espías. Esta parte, conciencia paranoica de la época, no tiene desperdicio». Por: Derian Passaglia
Domingo, 19/02 14:51
“Es necesario, lo mostraré más adelante, conquistar los ‘mass media’”. Ya no conquistar los medios de producción, parece que la izquierda bajó las expectativas: solamente controlar los discursos públicos, los diarios y revistas, la radio o la televisión. Esta sí era una de avanzada en 1947.
Se pone lisérgico Sartre, y por querer forzar la idea de que el escritor, la literatura, debe acercarse a la clase obrera, tira preguntas como estas: el escritor, “¿puede hacerse comunista conservándose escritor?”.
Lunes, 27/02 10:09
Hermoso clima de Guerra Fría en este tramo último del libro: “Nunca los comunistas han sido tan poderosos en Europa y, sin embargo, nunca han sido menores las probabilidades de una revolución: si algún partido quisiera en cualquier sitio conquistar el poder por la fuerza, su tentativa sería aplastada apenas iniciada; los anglosajones tienen mil medios para aniquilarla, sin siquiera recurrir a las armas y el Soviet la miraría con mucha prevención”.
. Sigue: “Si la aventura de la insurrección tuviera buena fortuna, se limitaría a vegetar en el mismo sitio, sin extenderse a otras partes. Si, por último, a causa de un milagro se hiciera contagiosa, podría ser el motivo de la tercera guerra mundial.”
Y acá, en la misma página, lo que todos queríamos escuchar: “Si se me pregunta ahora si el escritor debe, para llegar hasta las masas, ofrecer sus servicios al partido comunista, contestaré que no; la política del comunismo estalinismo es incompatible con el ejercicio honrado del oficio literario”. La gran búsqueda de Sartre es la de conciliar política y literatura.
