¿Y qué se muestra, entonces, en How to with John Wilson? Lo específico de cada capítulo, lo extraño, y detallado de lo que elige filmar John Wilson es lo que le da su gracia y belleza a esta serie. Por: Derian Passaglia
John Wilson filma, dirige y protagoniza esta serie chiquita, en dos temporadas de seis episodios que se puede ver por HBO, y que pareciera volver a aquella premisa de series clásicas como Seinfeld, porque trata sobre “nada”. Un relato que trata sobre “nada” es también un viejo sueño decimonónico que tuvo Flaubert para la novela: quería escribir sobre nada, una novela sin ningún tema. ¿Será posible alguna vez alcanzar ese sueño?
Podría decirse que la serie trata sobre la ciudad de New York, sobre sus habitantes y, más ampliamente, sobre el comportamiento humano en general, como si John Wilson fuera en realidad un antropólogo que estudia el alma humana a través de la cámara, una simple cámara al hombro. En ese sentido, no es una serie ficticia, está más cerca del documental, pero como documental también es raro, principalmente porque no tiene tema, como ya se dijo.
¿Y qué se muestra, entonces, en How to with John Wilson? Lo específico de cada capítulo, lo extraño, y detallado de lo que elige filmar John Wilson es lo que le da su gracia y belleza a esta serie. Por ejemplo, hay un capítulo que trata sobre los andamios en las veredas y edificios. ¿En qué otra serie, en qué otro relato, un simple andamio fue protagonista? Hay otro capítulo sobre las charlas de ascensor, las “small talks”, otro sobre el momento de pagar las cuentas en un restaurante, y así.
Pero lo mejor de la serie, más allá de su originalidad en el tema, es que cada episodio puede tomar derivaciones inesperadas o sorprendentes, como cuando John Wilson, en un capítulo sobre las fundas para los muebles y el orden rutinario de la casa, termina en una convención de árbitros de fútbol por creer que elos quizá sean más ordenados que el resto. Los árbitros, al final, son peores o iguales que cualquier hijo de vecino, de manera que la serie juega con presupuestos y creencias, los enfrenta, los cuestiona y los verifica o refuta, o como se dice hoy, “deconstruye” la vida cotidiana en una gran ciudad.