Paranaländer salta de la Guerra del Chaco a la mitología griega, del yepepi de unas mozas rosarinas a Baubo, fascinado por esa hermandad entre el órgano sexual y la muerte (y su consolación).
“Llegando a Rosario se permitió al contingente bajar a tierra a esfumar los últimos centavos que se invirtieron en chipás y golosinas. Las damiselas acudían como moscas al tener conocimiento de la llegada del cuerpo de cadetes, fue un hermoso día. Ya en hora postrera de la tarde el “San Francisco” levó anclas. En marcha y pocas leguas al norte, el barco costeó la barranca en un lugarejo que más tarde fuera bautizado con el nombre de Puerto Yepepí (Arriba las faldas). Tres bonitas paisanitas daban un adiós singular a los futuros héroes.
Extraño rito practicado por las tres beldades que al levantar sus sayas mostraban bellas formas e intimidades. La creencia popular admitía que de esa forma ese contingente volvería cargado de glorias y laureles. La algarabía fue general; sin embargo, para aquellos que permanecían ceñudos y silenciosos, aquella cábala le significaba el feliz retorno. Por tres veces se repitió el acto acompañado siempre por un estruendo infernal de la soldadesca, que retumbando por las chanchas del río iba a morir justamente con la tarde”.
“Siempre vivos”, Anibal Zotti, Zamphiropolos, 1972
Esta anécdota bélica, chaqueña, me remite ipsp facto al mito griego de Baubo (lambe), que es la verdadera personificación del sexo de la mujer, así como Falos es una personificación de la verga. El mito cuenta que la diosa Deméter cuando estaba llorando la desaparición de su hija Perséfone. Abatida, observa llegar a la vieja Baubo que levanta sus vestidos mostrándole la vulva. Este espectáculo sacude a la madre dolorida. Le hace reír. Le cambia de humor. Clemente de Alejandría, (Proteptico- Exhortación, 2.21.1.) abunda con una versión órfica: «Después de haber hablado así, Baubo remangó su peplos, para mostrar todo lo que tiene de obsceno su cuerpo; entonces la diosa sonrió, sonrió en su corazón (thymoi)».
Si uno de los sentidos del mito es -además de la consolatio vía cambio de humor que va del luto a la risa- que comprendió quizás Demeter, que si bien había perdido a Perséfone, descendida al Reino de los Muertos, nada le impedía dar a luz otro hijo.
Entonces, quién nos puede asegurar que el sái yepepi de las norteñas no significaba lo mismo: tranki che karai kúera, si ustedes mueren en la batalla mañana, aquí tenemos esto, la vulva, para traer más paraguayitos que defenderán a la patria otra vez.
Baubo quiere decir vulva. La personificación de la vulva en el mundo griego es algo insólita porque, contrariamente a lo que pensaban los romanos, la vulva era de mal augurio entre los griegos. Sin embargo, se exhibían objetos en forma de vulva -y a veces la misma vulva- en las Haloes y las Tesmophoria. En Siracusa, se repartían, durante los ritos sagrados femeninos, pasteles en forma de vulva. Un objeto en forma de vulva -representando sin duda el sexo de Baubo/lambe-se exhibió también en Eleusis. La exhibición de la vulva delante de un hombre es insultante. Según Artemidoro, el sueño de un esposo, en el que su mujer le exhibía su sexo, fue seguido por numerosas molestias para el marido. El sentido usual de la exhibición de la vulva, no parece conocer más que otros dos casos:
- Heródoto. Cuando, viajando por el Nilo, los egipcios van en peregrinaje a Bubastis, acercan sus barcos a cada ciudad por la que pasan. Entre los peregrinos algunas mujeres cantan y gritan, otras se burlan de las mujeres de las citadas ciudades, y otras remangan su ropa y exponen sus partes sexuales.
- Diodoro de Sicilia. Cuando muere un toro sagrado de los egipcios -un Apis-, durante cuarenta únicos días las mujeres pueden visitar al nuevo Apis: remangan sus ropas ante él y le muestran sus partes sexuales.
Dos importantes pasajes de Plutarco.
Apotegmas de los Laconianos 4. Una espartana, al ver a unos espartanos fugitivos, les preguntó de modo despreciativo si querían zafarse refugiándose allí de dónde habían salido y a continuación levantó su ropa y les enseñó su vulva.
El valor de las Mujeres 5. Los persas, huyendo ante los medos, se encontraron con sus mujeres quienes les increparon en idénticos términos e, igual que la espartana, remangaron sus ropas delante de ellos. Avergonzados, volvieron los persas al combate y vencieron a los medos.
Un poco más sobre la exhibición (atroz) de vulva como consolación, nos precisa Devereux:
“En el caso de lambe = Baubo, la exhibición tiene el valor de consolación. En el Himno, lambe, exhibiendo sus partes sexuales, recuerda a Demeter no sólo que ella no ha sido la única en ser castrada (en haber sufrido una pérdida) (pene = niño), sino también y sobre todo que teniendo una vulva, puede concebir otros niños, que reemplazarían a Perséfone, descendida a los Infiernos.
Las tumbas de notables de los Bahnar (Moi de los alrededores de Kontum) están a menudo rodeadas de postes esculpidos, a veces del tipo Baubo. La contemplación de estas estatuas «exhibicionistas» está pensada para «consolar» a la parentela del difunto. Este hecho relaciona el luto «superado» con el espectáculo de la vulva «exhibida», en una región que no parece haber estado en contacto con Egipto, o con la Grecia antigua, sino que está un poco más cerca de Japón”.
Baubo. La vulve mythique, GEORGES DEVEREUX
ICARIA Editorial, S. A., Barcelona, Primera edición: octubre 1984