«Al filo del mañana» empieza con un planteo kafkiano: dos militares deciden el destino de una nación en un escritorio, como si se tratara de un simple trámite burocrático.
En HBO Max o en Prime Video se puede encontrar la película Al filo del mañana, o tal vez se la encuentre con su título original, Edge of Tomorrow. Tom Cruise es el protagonista, así que nada puede fallar porque nada falla cuando está Tom Cruise. Es así, es ley. La coprotagonista es Emily Blunt, una rubia británica hermosa que actuó en El diablo viste a la moda y en la reciente Oppenheimer. Si todavía uno está dudando, hay que decir que es del género de ciencia ficción, y que durante casi toda la película Tom Cruise y Emily Blunt se calzan un traje aparatoso como si fueran Transformers, o como en una vieja película de ciencia ficción retro. Además, Tom Cruise se sube arriba de una moto, como también en casi toda película de Tom Cruise.
Se trata de un futuro no muy lejano pero indefinido, y eso es raro en la ciencia ficción, que en general suele fechar sus años: 2050, 2030, 3500, 2015 como en Volver al futuro, o 1992 como en Ubik, etc etc. Empieza con un planteo kafkiano: dos militares deciden el destino de una nación en un escritorio, como si se tratara de un simple trámite burocrático. Uno de esos militares es Tom Cruise, que no está conforme, o no se decide a acatar las órdenes de su superior, o lo cuestiona, pero no le queda otra que decir que sí, porque eso es lo que deben hacer los subordinados.
Entonces acá empieza de verdad la película. Tom Cruise se despierta en una pista de aterrizaje donde los militares van y vienen y que recuerda a otro personaje suyo famoso, en otra película famosa, como es Top Gun. Pero Tom Cruise no es piloto de avión, sino un subordinado al que rebajaron de rango, y ahora no es más que un simple soldado de pelotón que debe pelear en el frente contra unos monstruos interespaciales con tentáculos de acero. ¿Otra referencia, quizá, al propio Tom Cruise y La guerra de las máquinas? Como sea, Tom Cruise no entiende cómo de repente hay una guerra con máquinas y cómo es que está en un presente que no entiende, que quizá sea el futuro. Y resulta que muere, o lo matan en el frente de batalla, porque tampoco entiende cómo se debe luchar esa guerra.
Evidentemente, es una película kafkiana: un hombre atrapado en un dispositivo que no entiende cómo funciona. Pero Tom Cruise no se va al cielo, sino que vuelve a empezar el día, ese mismo día en que despierta como soldado en la pista de aterrizaje, y todo vuelve a ser igual. Pero hay algo que cambia, porque él ya tiene un conocimiento de cómo será ese día, como pasa en El día de la marmota, y ese conocimiento le sirve para conocer a Emily Blunt y para derrotar a las fuerzas del mal, esas máquinas intergalácticas que tienen la capacidad de manipular el tiempo y sumir a los seres humanos en un bucle temporal. ¿Llegará el día en que Tom Cruise no se despierte en el mismo día, como una metáfora del hombre común y corriente, que debe ir a trabajar igual a pesar de que nos invadan los extraterrestres?