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domingo, noviembre 24, 2024

El gato Moncholo

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El gato Moncholo es uno y todos los personajes que dibuja Pein: todos tienen los ojos perdidos, rengos, completamente idos de la realidad. Por: Derian Passaglia

“¿Qué es moncholo?” me preguntó Anna como si fuera una palabra que no existiera en su idioma ibérico de tíos, vale y fregaderos. “Es un pez de río”, le dije mientras me acuerdo que en los primeros años de secundaria, cuando la ebullición de hormonas nos descubría las primeras pelusas, a los compañeros más desarrollados y peludos les decían “moncholos”. El moncholo, el dorado, el surubí, el bagre, la boga, la palometa… El río Paraná en la ciudad de Rosario es un universo entero.

Pero Moncholo no es solamente un pez, también es un gato, un personaje del ilustrador, historietista o cómico (no sé cómo decirle sin que suene ridículo) que firma como simplemente “Pein”. Pein no tiene cara en redes y lo único que sabemos de él es que es un genio y que todo lo dibuja en Paint. Pein, pronunciado así a lo rosarino, suena a otra palabra en inglés, suena a “pain”, es decir, “dolor”. El gato Moncholo no es un sufrido romántico, su dolor no es el que inspira los bellos sentimientos, sino el del tipo roto, el del fisura, el de los pobres desgraciados que van a trabajar con resaca de cerveza barata.

El gato Moncholo es uno y todos los personajes que dibuja Pein: todos tienen los ojos perdidos, rengos, completamente idos de la realidad. El gato Moncholo es un punk, un troll de internet que se volvió un artista de culto, un falopero que no tiene miedo de usar la palabra más fea, la más vulgar, para hacer reír a sus seguidores, y llenar el timeline de gatos roñosos y mantenidos y borrachos, en esta era de asquerosa corrección, narcisismo y capitalismo algorítmico.

No es todo destrucción y puteadas en los globitos de diálogo del gato Moncholo, que se lo puede seguir en las redes como @elgatomoncholo. Pein será punk, pero no bobo. En su mundo pop entra toda la cultura universal, como en Borges, como un aleph rosarino del fondo del río, en ese sedimento barroso que se confunde con la caca. Desde Caperucita, Mickey, Jesús, Chaplín, Jurassic Park, Horacio Quiroga, las Tortugas Ninjas, hasta lo más berreta de la cultura como el dibujante plagiario Nik, Tinelli, Mirtha Legrand, los programas del cable, las películas viejas, la nostalgia vuelta ironía, el chiste fácil, el guiño generacional, el maravilloso mundo del millenial.

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