¿Cómo se manipulan los sujetos en la sociedad hiperconectada de hoy? La respuesta, para Byung-Chul Han, es la infocracia. Se trata de una forma de organización social donde lo más importante es la información… Por: Derian Passaglia
Byung-Chul Han es uno de los filósofos más leídos del mundo, según dice la contratapa del libro Infocracia. También es uno de los que más escribe, publica un libro al año, o uno cada dos años. Quizá la solapa tenga razón: ¿hace cuánto que un filósofo no es una persona influyente en el mundo? O quizá, mejor: ¿alguna vez fueron los filósofos una influencia determinante en el mundo? Los filósofos no solo describen el mundo, como los científicos, también lo inventan, a partir de ideas y conceptos, a través de sistemas enteros. La filosofía, repetía siempre Borges su famosa frase, es una rama de la literatura fantástica.
La infocracia es un cambio de paradigma en el mundo entero, según Byung-Chul Han, en la forma en que se desarrolla la democracia: ya no estamos inmersos en la biopolítica foucaultiana, donde el poder controlaba el cuerpo; ahora los gobiernos y los poderosos vienen por nuestra psiquis, algo que ya había intuido Mark Fisher cuando se preguntaba, en su clásico libro Realismo capitalista, por qué no existían campañas de prevención a favor de la salud mental. La disciplina, el control y el sometimiento de la sociedad transcurre en un universo paralelo al de los medios tradicionales y que explotó con la popularización de las redes sociales. Son estas redes las que tienen, hoy en día, el control de la opinión pública y el discurso.
Controlar las redes sociales es, entonces, controlar la psiquis de las personas, que ya no son personas, sino solamente un conjunto de datos almacenados en un servidor a través de un algoritmo. ¿Pero cómo se controlan las redes? ¿Cómo se manipulan los sujetos en la sociedad hiperconectada de hoy? La respuesta, para Byung-Chul Han, es la infocracia. Se trata de una forma de organización social donde lo más importante es la información. “Las personas -escribe- están atrapadas en la información. Ellas mismas se colocan los grilletes al comunicar y producir información”. Esta información que circula a una velocidad extrema por internet es peligrosa, porque generalmente es falsa, aunque se presenta como verdad. Es más, a veces no importa que sea verdad o mentira, lo importante es que se vuelva viral. Así, los gobiernos de derecha llegan al poder, las teorías conspirativas paranoiquean a la sociedad y el concepto de “libertad” nos hace creer que somos más libres, cuando en realidad estamos sometidos bajo el yugo del imperio.
Byung-Chul Han no dice nada que más o menos ya no sepamos. Escribe sobre lo que se ha llamado, en los últimos años, la “posverdad”, que quizá tenga su origen, o uno de sus orígenes, en las elecciones presidenciales de Trump del 2016: un presidente que basó toda su campaña por difundir noticias falsas y por ser políticamente incorrecto por Twitter. Los medios tradicionales ya no sirven para comunicar. La comunicación, dice Byung-Chul Han, está en crisis. La virtud del filósofo coreano es la de ampliar el público selecto de la filosofía a uno más masivo, a través de frases cortas y oraciones que funcionan como proverbios orientales. A pesar de que no invente nada nuevo, permite que nos hagamos preguntas. Las mías son estas: ¿cómo funciona la ficción en un mundo cada vez más ficticio? ¿Es posible volver a lo real? ¿Es posible derrotar a la derecha apropiándose de las técnicas de la derecha? ¿Cómo salir del universo de la información? ¿Cómo volver al relato? ¿Cómo convertir a la información en un relato? La verdad, dice Byung-Chul Han, implica el relato. Pero sucede que ya no existe la verdad.