“Llados es la construcción de un modelo de vida, un sujeto nuevo que surge con la masividad de las redes, y que vende, antes que cualquier otra cosa, un determinado discurso a personas en situaciones de vulnerabilidad económica y emocional”… Por Derian Passaglia
“Qué coño… ¿8 horas? Eso es de fucking pobres, bro, ¿dormir 8 horas? Yo no quiero dormir. Mi vida es tan emocionante que no quiero dejar de vivirla. ¿Tú te querrías ir a dormir en una mansión de 20 millones con 7 coches ahí fuera? Tu mujer que está deliciosa. Amigas, jet, o sea puedes hacer lo que quieras. Yo no quiero dormir, bro. La gente quiere dormir porque quiere escapar de su realidad. Su vida da pena, y al final la única manera de conseguir más es haciendo más, y durmiendo no haces nada. Y luego saltan los de: ‘es que tienes que descansar’, sí, comeme el fucking nabo. Tú tienes que trabajar más. ‘Oh, es que estoy cansado, me voy a echar una siesta’. No, échate burpees. La gente no entiende que se eleva la frecuencia a través del ejercicio”.
La cita anterior es de uno de los videos más famosos que circulan por las redes de Llados, un influencer español que vive en Miami, y que quizá sea una de sus mejores declaraciones, su obra maestra. Llados, como la religión, como el café, como los psicotrópicos, es adictivo. Uno podría pasarse horas enteras viendo sus stories en Instagram, mientras camina por su blanca mansión impecable y su jardín con pileta. ¿Quién es este ser humano que llama a sus seguidores “panzas”, “plebeyos”, “pobres”, y que incita a perseguir su estilo de vida? ¿Es un ser humano?
La vida de Llados es trasmitida en directo, a través de las stories, las 24 horas del día, como un moderno personaje de Philip Dick, un The Truman Show del capitalismo crypto del siglo XXI. Se levanta a las 5 de la mañana. Empieza su ronda de ejercicios saludando al sol. Agarra alguno de sus Lamborghini. Va al gimnasio. Se cruza con alguien en el gimnasio que ofrece su testimonio de cómo Llados lo ayudó a cambiar. Vuelve del gimnasio. Acelera el Lamborghini por las calles de Miami. Otra ronda de ejercicios en casa. Más stories, al atardecer, mostrando su yate y su muelle privado. Sale a comer afuera con la novia latina. Vuelve a casa. Se levanta a las 5, se repite el día.
¿Pero quién es verdaderamente Llados? Llados es la construcción de un modelo de vida, un sujeto nuevo que surge con la masividad de las redes, y que vende, antes que cualquier otra cosa, un determinado discurso a personas en situaciones de vulnerabilidad económica y emocional, que al no tener las herramientas suficientes se aferran a las enseñanzas del “mentor”, del “coach”. Su negocio funciona porque Llados cuenta con los dos elementos más importantes que necesita no solo un influencer, sino también un escritor o un artista: un lenguaje y un mito.
El mito es del clásico american dream, cada vez más extendido en la formación ideológica de la nueva derecha, incluso por fuera de Estados Unidos, y que permite construir su imagen. Llados pasó de lavar copas a ser millonario en pocos años. Pero lo que quizá sea más importante es su lenguaje. Es imposible dejar de verlo hablar. “Plebeyos”, “fucking plebeyos” deben ser la palabra y la frase que más pronuncia en el día. Llados odia a los plebeyos, a los “mileuristas”, y ese odio no es solo un odio de clase, sino la construcción de una ideología peligrosa que penetra cada vez más entre los sectores más necesitados de la sociedad.