El canciller del vecino país dijo que el organismo hemisférico debe ser garante de contención, mediación y pacificación, “nunca juez o gendarme político”. Fue porque la organización legitimó el año pasado el gobierno de facto encabezado en Bolivia por Jeanine Añez.
El canciller argentino, Felipe Solá, fustigó en duros términos al secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), el ex canciller uruguayo Luis Almagro, por el manejo de la crisis de Bolivia el año pasado, tras el golpe de Estado contra Evo Morales. Al mismo tiempo, aplaudió el triunfo del partido del ex mandatario en las elecciones del pasado domingo.
“La OEA debe ser contención, mediación y sobre todo garante de la pacificación en nuestra América. Nunca juez o gendarme político. No con posiciones personales, y menos cuando éstas terminan alimentando el problema que debieran ayudar a solucionar (Bolivia)”, sostuvo el ministro argentino en la Asamblea del organismo, celebrada de manera virtual.
«La OEA debe ser contención, mediación y garante de la pacificación sobre todo en cada lugar de nuestra América, nunca juez o gendarme político», dijo el canciller Felipe Solá, destaca en su edición de hoy el diario argentino La Nación.
«El secretario general debe actuar en concordancia con la acción y la política decidida por los órganos políticos de esta organización, en cumplimiento de su función de promover las relaciones entre los Estados. No se cumple con este mandato adoptando posiciones personales o que no guarden el mismo sentido o énfasis según el país o gobierno del que se trate, mucho menos cuando terminan alimentando el problema que debieran solucionar», añadió Solá, en referencia a lo ocurrido en Bolivia.
El año pasado, la OEA con Almagro a la cabeza “decretó” la falta de transparencia de las elecciones que hace un año consagraron a Morales como presidente de Bolivia y legitimó el golpe de Estado de la derecha, así como a la autoproclamada presidenta Jeanine Añez, que sin quorum legislativo se autoimpuso la banda presidencial y ejerció ilegítimamente el poder durante 11 meses en el vecino país.
