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sábado, noviembre 23, 2024

No me interesan los indios sino las indias

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Paranaländer escribe hoy sobre la película mejicana La rebelión de los colgados, dirigida por Alfredo B. Crevenna y Emilio Fernández. El filme, que tiene como trasfondo el gobierno de Porfirio Díaz, esta basado en una novela de Bruno Traven.

Por: Paranaländer

Bruno Traven fue muy adaptado en el cine mejicano después del éxito de El tesoro de la Sierra Madre (1948) de John Huston: Canasta de cuentos mexicanos (1956), La rosa blanca (1961) y La rebelión de los colgados (1954) dirigida por Alfredo B. Crevenna y Emilio “Indio” Fernández con Pedro Armendáriz y fotografía de Gabriel Figueroa (fotógrafo de las películas mexicanas de Buñuel).

Es una película proletaria que tiene como trasfondo político los años finales de la dictadura pre-revolucionaria del gobierno de Porfirio Díaz, amenazado por la irrupción de Madero, que enarbola la bandera del indio decididamente. Cuenta la vida de los hacheros en campamentos de extracción de caoba en condiciones feudales en los bosques de Chiapas. El indio cazado en su penuria y atado a un contrato leonino sino esclavista para derribar 3 toneladas de caoba al día y, si no lo cumplía, terminaba colgado: hete ahí el sentido del título.

Aprendizaje del sadismo es un elemento que me llamó la atención en la versión cinematográfica; en una diseminación de arriba abajo, del patrón (los hermanos Montellano: Acacio, Severo y Félix) al capanga (El Pícaro) al bracero. En una escena -digna de “La historia de la violación de Vigarello”- donde Modesta, la hermana de Cándido Castro, el indio maya tsotsil interpretado por un Pedro Armendáriz de ojos azules, se resiste a un asalto sexual del patrón (momento en que profiere nuestra frase del título de esta columna: “No me interesan los indios sino las indias”), ella busca una vendetta no rápida y expeditiva, prefiere el paladeo sádico de un castigo lento y doloroso.

La alumna ha aprendido del maestro, tenemos un nuevo sádico en el mundo, los colgados se han rebelado pero el sádico en el fondo ha triunfado (a/moralmente). Otro punto llamativo, el final dostoievskiano, todo el mal del mundo se comprende, menos el sufrimiento de un niño: en referencia al hijo desorejado arbitrariamente de Cándido (Famoso alegato del escritor ruso en su última novela “Los hermanos Karamazov”). El uso que hace Indio Fernández del alcohol no me gusta, siempre está al lado del explotador, del patrón, y queda una imagen demonizada de tan útil bebida a lo largo de la humanidad. Peli truculenta, sin elisiones hipócritas, que uno piensa en seguida en las películas de Buñuel de la misma época.

Ver la peli aquí:

Traven fue, según el perfil pergeñado por Calasso, «mano derecha «de Landauer, en el período de la República de los Consejos, un actor provinciano con el (falso) nombre de Ret Marut. Gracias a la meticulosa investigación de Rolf Recknagel (Beitràge zur Biographie des B. Traven, Berlín, 1977), podemos reconocer hoy en este hombre al autor de “El barco muerto” y “El tesoro de Sierra Madre”: B. Traven. Marut ha publicado entre 1917 y 1919 (y luego hasta 1921, en condiciones de clandestinidad cada vez más dura) una revista editada íntegramente por él: «Der Ziegelbrenner». Gráficamente (e incluso en ciertos temas, como el odio abrumador hacia la prensa) inspirado en «Fackel» de Kraus: pero el aura que circula allí es puro Stirner (1806-1856). Antes de desaparecer completamente en el anonimato, usa múltiples nombres, convirtiéndose así en el único personaje completamente stirneriano hasta hoy (“deshacerse de la propia identidad adoptando un nuevo conjunto de antecedentes” había proclamado Stirner), Marut-Traven dejó trasparentar sus pensamientos y sus sueños, todos orbitando a Stirner, en páginas violentas de su revista (defendió en sus artículos el derrocamiento del estado y del capitalismo con el objetivo de asegurar la libertad personal”). Y mientras tanto, estaba ayudando a Landauer en su afortunado gobierno de esa República de Consejos que queda como el único y desafortunado intento de un «comunismo anarquista» en el poder. (La ironía penetrante de los hechos significó que su única posición comprobada fue la de censor de prensa). Con el colapso de la República, también preparó para Marut-Traven el linchamiento y muerte. Logró escapar, no sabemos cómo, pero no sabemos casi nada de él. Poco tiempo después comenzaría en México (donde dicen fue amigo de, entre otros nombres, Tina Modotti) la esquiva vida del hombre de muchos nombres, del que aún no sabemos cuál haya sido su nombre.

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