En este envío Paranaländer reseña el cómic “Platón el torpe. Sobrevivir en el trabajo con los filósofos” de Charles Pépin, filósofo y novelista francés que realiza una parodia sobre diferentes figuras del pensamiento.
Por: Paranaländer
“Platón el torpe. Sobrevivir en el trabajo con los filósofos” es un cómic francés de Charles Pépin e ilustrado por Jul, editado por Dargaud (2013).
El protagonista es el estudiante Kevin Platón (Él tiene pegado en su habitación un afiche del rapero Jay-Z, que reza: “Conviértete en lo que eres”, feat. (con) ¡Nana Mouskouri!), que debe hacer de aprendiz en una fábrica, lo cual logra gracias a sus contactos griegos en una empresa de servicios famosa llamada Cogito (Que tiene el siguiente slogan: “un servicio, unos sesos”). Allí descubrirá el verdadero rostro de la vida de oficina. Su maestro de aprendizaje oficinesco será nada menos que Jean-Claude Sócrates. Sócrates, un astuto empleado, le explica que la filosofía dominante allí es la del relax, por ejemplo, los viernes pude ir a trabajar en toga. Su primera experiencia es en la sección de personal, donde Lionel Nietzsche (Jefe de sección de recursos humanos, demasiado humanos) acaba de despedir al empleado Lambert y le explica. como filósofo de autoayuda flexibilizado y neoliberal, que no pasa nada, un despido no es la muerte, con una contundencia aforística: “lo que no te mata, te vigoriza”. Mientras sale llorando el dimitido, el bigotudo le propina una sarta de consolaciones para superhombres, “¡no llores, infrahumano!”. Le regala su best sellers a Platón: “Más allá del bien y del management”.
El lunes todo el plantel está festejando la torpeza de Platón: confundió el expendedor automático de café con el de cicuta y casi mata a Sócrates. Rousseau le muestra su oficina pero él prefiere jugar a los vaqueros montando un tonel y del cual sale un furibundo y adormilado Diógenes y le da una tunda que el deja con el ojo morado. Sí, Diógenes, el único que no aceptó el remanagement de las oficinas en Open Space. Capturamos también en plena faena a Lionel Nietzsche maltratando al pobre Michel de Montaigne que hace 35 años está en “periodo de ensayos”.
El martes Spinoza le muestra las cámaras que tienen vigilado al personal las 24 horas y a su jefe responsable de la “seguridad y televigilancia”: Monsieur Foucault. el ojo de la casa. Gracias a tal milagro tecnológico Foucault conoce las horas que pasa Pascal con los juegos de azar. Machiavelo intenta una cita con Jean-Philippe Dios (el patrón, que tiene su oficina en el piso 7) pero su secretaria Teresa de Ávila que dice que tiene la agenda muy apretada.
Miércoles realiza unas fotocopias para Walter Benjamin (Jefe del servicio de reprografía) y se las lleva a su oficina en el piso 3.
Epicuro el advierte que tenga cuidado con Manu Kant y el presenta a Jean-Karl Marx, delegado de la CGT. Las torpezas de Platón siguen pero ha sobrevivido a la furia de Marx que lo persiguió por el edificio gritándole trotskista infeliz y ha llegado al jueves, cuando entra en escena Voltaire trenzándose en una riña de gallos con Rousseau. También asiste a una charla o coaching del creativo más talentoso frente al PowerPoint de la empresa, Monsieur Bourdieu. El viernes descubre en las cámaras de vigilancia foucaultianas a Descartes haciendo sus meditaciones que duran horas en la toilette oficinesca. El torpe Platón recrimina a Foucault por tal trabajo que no le parece muy moral que digamos y éste se picha y sale de escena prometiendo hacer la de Depardieu, pedir un pasaporte ruso. Los viernes los alemanes tienen derecho de ir sin corbata, Diógenes va de casual Friday, es decir, en bolas. Todos beben cóctel y Heráclito sucumbe a la perorata.