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sábado, abril 19, 2025

Los sonetos a Orfeo- Parte 5

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Derian Passaglia prosigue con sus traducciones inéditas de la poesía de Rilke.

Rilke es trascendental de una forma cotidiana: los muertos no regresan, están entre nuestras cosas, y hasta sin darnos cuenta ingresan en nuestro ser, cuando comemos una fruta, o aceptamos lo que nos da la tierra. La imagen es poderosa, porque la idea que se tiene sobre la muerte siempre es negativa, pero Rilke la transforma, y nos hace sentir que la vida es un ciclo que se repite igual en todas las épocas, en todos los siglos. La muerte viene a colmar nuestro ser, a nutrirnos, en estos poemas que traduzco, habitualmente, como es sabido, con Google Translate.

 

XII

Gloria al espíritu que nos une,

porque realmente vivimos en imágenes.

Y con pequeño paso siguen los relojes

andando junto a nuestro día real.

 

Sin saber nuestro verdadero lugar,

vivimos en auténtica relación.

Las antenas sienten las antenas,

y el vacío lejano ilusiona…

 

Pura emoción. ¡Música de fuerzas!

¿No es por los negocios livianos

que cada perturbación te distrae?

 

Incluso si el agricultor se preocupa y actúa

la semilla se convierte en verano,

nunca es suficiente. La Tierra otorga.

 

 

XIII

Lleno de manzana, pera y plátano,

frutillas… Todo esto habla

de la muerte y la vida en la boca… Sospecho…

Hay que leerlo en la cara de un chico,

 

cuando saborea. Esto viene de lejos.

¿Va quedando poco a poco sin nombre tu boca?

Donde hubo palabras, el fluir queda

liberado de su pulpa.

 

Animate a decir a qué cosa llamás manzana.

Esta dulzura que solo se condensa

suavemente dura en el sabor,

 

se vuelve clara, despierta y transparente,

ambigua, soleada, terrestre, autóctona:

experiencia, sentimiento, alegría enorme.

 

 

XIV

Andamos con la flor, la hoja de parra, la fruta.

Nos hablan el idioma de los años.

Una revelación colorida surge de la oscuridad

y tal vez tiene el brillo de los celos

 

de los muertos mismos que fortalecen la tierra.

¿Qué sabemos de su parte en esto?

Durante mucho tiempo así hicieron la arcilla,

con su señal libre de señales.

 

La única pregunta es: ¿les gusta hacerlo?

¿O esa fruta, un trabajo de pesados esclavos,

viene hacia nosotros, sus amos?

 

¿Ellos son los que duermen en las raíces

y nos complacen con su abundancia,

esta cosa intermedia entre el poder silencioso y los besos?

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