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lunes, noviembre 25, 2024

No aullar con los lobos

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Paranaländer se plaguea por no ser iluminado totalmente por La antorcha vienesa del escritor austriaco Karl Kraus, traducido a ese idioma menor que es el español a cuenta gotas y mal.

 

Yo había llegado a Ediciones Godot con el libro “Camafeos” (2011, quizás) de Christian Ferrer, por eso al enterarme de un  Karl Kraus (1874-1936) en la misma editorial me abalancé en su captura inmediata. ¡Porca ilusión! Arrumbé el ejemplar hasta hoy. Lo primero que nos enteramos leyéndolo, es que KK no tiene obras completas en español. Qué mayor prueba de la inferioridad de una lengua (y su cultura) que carezca de las obras completas de figuras señeras del pensamiento mundial. No obras completas de Nietzsche, un autor tremendamente popular aún así las versiones de Sánchez Pascual para Alianza nunca se completaron. No obras completas de Schopenhauer, no obras completas de Hegel, no obras completas de Leopardi, etc. ¿Para qué seguir?

Su obra mayor es, como todos sabrán, la revista Die Fackel (La antorcha), cuyo primer número salió en 1899. Kraus era el hijo de un fabricante de papel, con tres sucursales dentro del territorio de los Habsburgo, de una familia judía asimilada. La revista, llamada por su editor cuaderno, casi enteramente escrita por Kraus, duró 36 años.

“Le canté la canción funeral  a la época antes de que se muera”, se jactaba de sus poderes de profeta apocalíptico.

Todos los periódicos del momento intentaron silenciar su nombre. Contra él había una alianza de apparatchiks y periodistas. Por ofrecer una especie de manual del perfecto militante contra la dominación simbólica. Kraus era un artista-sociólogo según Bourdieu.

Según Benjamin, Die Fackel persigue al pululante linaje de los periodistas.

La primera nota editorial de la revista reza: “Die Fackel quisiera iluminar a un país en el que -a diferencia de cada reino de Carlos V- nunca sale el sol”.

A los diez años del primer número lanza una “Carta abierta al público” (Apocalipsis): “Según todos los indicios, el 1 de abril de 1909 Die Fackel suspenderá su publicación. Al fin del mundo le pongo como fecha la inauguración de la aviación”.

Ve a la política como una bagatela estetizada y a la orquídea como la flor de un partido.

Detestaba “aullar con los lobos” (mit den Wolfenheulen), es decir, sumarse a la mayoría, unirse al consenso general, ser oportunista.

Hubiéramos preferido los 36 años de Die Fackel traducidos al completo que este avaro e totalmente insuficiente échantillon.

Quizás, cuando la antorcha cumpla 200 años, podamos guarecernos bajo su luz nutricia.

“Todavía conservo la creencia de que un ejemplo

vuelve piadosa al resto de la humanidad,

a quien la fe salva de esta deshonra.

Sea mi humillación ejemplar, no mi obra;

y organizo los ejércitos

que son enemigos a muerte,

pero unidos contra mí, todos, todos;

y anda como un duelo: ¡estrangulador versus

estrangulador!

Una generación inaceptable.

En adelante seguiré destruyendo esta paz.

¡Aquí los luchadores, artista, bufón, y allí los

ciudadanos!

 

 

fuente: “Apocalipsis”, Karl Kraus, 2015, Ediciones Godot

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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