“Moral, no moralizadora”, me contesta Sartre, “que muestre simplemente que el hombre es también un valor y que los problemas que plantea son siempre morales”.
Jueves, 20/07 14:35
Más enseñanzas literarias de Sartre para su público: “enseñémosles que en el ademán más mecánico del trabajador se encuentra ya la negación entera de la opresión; no consideremos nunca su situación como un dato sino como un problema; hagamos ver que esta situación tiene la forma y los límites de un horizonte infinito de posiblidades, es decir, que no tiene más figura que la conferida por el modo en que han optado dejarla atrás”. Las enseñanzas literarias se mezclan con las políticas, la literatura es política. Si se piensa en “la política”, siempre la relación va a ser de arriba hacia abajo, y no de igual a igual, como debería ser la relación entre lectores. No hay nada que enseñarle a nadie. Pasaron dos siglos desde que Tolstoi tuvo la ambición de educar a su pueblo. La literatura no tiene que ver con la enseñanza ni con los aprendizajes, sino tal vez con la toma de conciencia, con la revelación, la epifanía, la magia.
Domingo, 23/07 14:19
Como cuando uno pide tres deseos al apagar las velas de cumpleaños, Jean Paul Sartre se despide de sus lectores hacia las últimas páginas: “es de desear que toda la literatura se haga moral y problemática”. Ya lo era, y en la actualidad lo es todavía más. El realismo nunca dejará de ser moral, en cualquiera de sus variantes.
“Moral, no moralizadora”, me contesta Sartre, “que muestre simplemente que el hombre es también un valor y que los problemas que plantea son siempre morales”.
Saquen las palomitas de maíz: “En especial, todo está perdido si queremos elegir entre las potencias que preparan la guerra. Optar por la URSS es renunciar a las libertades formales sin tener siquiera la esperanza de adquirir las materiales…”
A dos páginas de terminar este viaje que se inició hace ya un año y medio, paladearemos el final otro día.
Jueves, 3/08 16:41
Estoy dando vuelta hace una hora para leer esta página y media final. Jamás pensé que me iba a costar terminar este libro. “He tratado de solamente de describir una situación, con sus perspectivas, sus amenazas, sus consignas. En la época en que no nos es posible encontrar un público, nace una literatura de la Praxis”. Leí en estos días una frase que mi editor dijo que dijo César Aira: “Cada lector es un tesoro”. La gran equivocación de Sartre en todo este libro es pensar al lector como un público, como una masa amorfa e indistinta o siempre igual. El lector soy yo, por eso me reconozco en otros que también son lectores. No hay un público ahí afuera, eso es cosa de la industria y el capitalismo. Ahí afuera estamos nosotros, que nos gusta leer. Es así de simple.
La frase final: “El mundo puede prescindir perfectamente de la literatura. Pero puede prescindir del hombre todavía mejor”. No están lejos esos tiempos.