El 27 de este mes habrá comicios presidenciales en ambos países, socios del Paraguay en el Mercosur. Las relaciones bilaterales no sufrirán importantes alteraciones, independientemente de los cambios que podrían producirse.
El domingo 27 de este mes se celebrarán comicios presidenciales en dos países miembros del Mercosur: Argentina y Uruguay, ambos de importancia para nuestras relaciones internacionales.
Los presagios dan cuenta de los cambios que podrían registrarse en el Río de la Plata, con una cierta posibilidad de que se produzcan cambios en las dos naciones hermanas: Argentina puede girar a la izquierda, Uruguay, en cambio, a la derecha.
Los dos países tienen sistema electoral con segunda vuelta (balotaje) y, pese a la diferencia de signos ideológicos, los gobiernos de ambos esperan que la cuestión quede laudada en noviembre.
Según todas las encuestas, en Argentina tiene todas las de ganar el peronista Alberto Fernández, que tiene a un peso pesado en la dupla presidencial, la ex mandataria, ex primera dama y ex senadora Cristina Fernández de Kirchner.
Sólo resta saber si alcanzará el porcentaje necesario para conquistar el Sillón de Rivadavia en el primero o el segundo turno.
Como en elecciones anteriores, para que una fórmula se proclame ganadora, será suficiente con que recoja el 45 % de los votos afirmativos, o bien, el 40 %, y una diferencia de al menos 10 % con la que ocupe el segundo lugar. A falta de estos resultados, habrá una segunda vuelta entre las dos fórmulas con más votos.
El socio “chico”
En Uruguay, por el contrario, los sondeos indican que el gobernante partido de izquierda, Frente Amplio, obtendrá el triunfo en la primera vuelta, pero sin lograr obtener el 50% que le permitiría al candidato oficialista Daniel Martínez conquistar la Primera Magistratura.
Ello forzaría a una segunda vuelta en la que, al parecer y por la experiencia pasada, hay serias posibilidades de que el candidato del conservador Partido Nacional, Luis Lacalle Pou, obtenga una alianza con el Partido Colorado y otras minorías para obtener un triunfo en las elecciones de noviembre, lo cual supondría poner fin a una hegemonía frenteamplista que mantiene a la izquierda moderada en el poder desde hace quince años.
En ambos casos, no hay serios riesgos para la política exterior paraguaya: la experiencia del relacionamiento con los kirchneristas ya la hemos atravesado en toda su extensión sin mayores sobresaltos. En Uruguay, los blancos no variarían mucho su política exterior hacia el Mercosur y son antiguos aliados del Paraguay, desde época del Mariscal Francisco Solano López.
Por otra parte, y aun cuando el presidente Mario Abdo Benítez es conservador, tener a Fernández en la Casa Rosada no le vendría tan mal a nuestro país, ya que el centroizquierdista permitiría equilibrar la política interna en el Mercosur y posibilitaría al Paraguay que continúe vigente el tan utilizado principio de la pendularidad, que en el pasado le reportó importantes beneficios.