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martes, mayo 7, 2024

Tendencia: los hombres cada vez tienen menos sexo y surgen tribus urbanas de resentidos

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Hace algunos días se viralizó la publicación de un joven que justificaba sus acosos virtuales con argumentos antifeministas. Lejos de ser un caso aislado, cada vez hay más hombres heterosexuales que no logran tener actividad sexual y se lo recriminan a las mujeres. Su resentimiento los agrupa y se los llama «incels».

«Acosó a varias mujeres con fotos de sus genitales y ensayó una justificación insólita: ‘No aguanto más esta abstinencia tortuosa‘ «, titulaba Infobae hace algunos días para presentar la historia de un hombre argentino de 36 años (llamado JD para mantener reserva de su identidad) que publicó un descargo en su Facebook para aclarar por qué acosaba virtualmente a mujeres.

Su justificación: sostiene que la abstinencia sexual que vive hace años es culpa del feminismo y las mujeres, ahora agravado por la cuarentena de 90 días que hay en su país y que -todo indica- se endurecerá en los días a venir.

«No sé lo que es tener novia a los 36 años. Solo 2 veces pude tener relaciones sexuales con una mina de onda, y después no pude lograr más nada«, posteó JD ante la certeza de que comenzarían a circular las pruebas de su acoso cibernético, es decir,, fotos de sus genitales y comentarios inapropiados que él mismo envió.

El caso de JD es uno en muchos y que van en ascenso. Son jóvenes heterosexuales que desarrollan un resentimiento hacia las mujeres porque, consideran, el crecimiento del feminismo y concienciación de la sociedad en términos de género y respeto a las minorías afecta directamente su capacidad de encontrar pareja.

Culpabilizan a las mujeres  de su frustración sexual y justifican actitudes misóginas, obscenas y acosadoras en el malestar que, supuestamente, sufren.

https://twitter.com/inceltario3/status/1275407873594580992?s=20

En el mundo virtual se los llama «incels» (abreviatura del inglés «involuntarily celibate«, es decir, célibe involuntario) y ellos mismos se reúnen en comunidades virtuales -foros o redes sociales- donde discuten sobre su inactividad sexual involuntaria, intercambian mensajes de odio y resentimiento hacia las mujeres y hacia la ideología de izquierda y de defensa de las minorías.

Caracterizan a las mujeres de ambiciosas, que solo buscan hombres estéticamente perfectos y económicamente exitosos,  dejándolos afuera del mercado de los encuentros sexuales. Asimismo, muestran envidia patológica hacia los hombres que sí logran tener pareja. Los llaman «hombres Chad».

https://twitter.com/inceltario3/status/1270667911393357824?s=20

Aunque esta crónica suene patética y hasta graciosa, lo cierto es que los incels pueden ser muy peligrosos: además de atacar virtualmente enviando imágenes obsenas, ya varios miembros de comunidades de célibes involuntarios han sido encontrados culpables de asesinatos en masa, sobre todo en EE.UU. (tiroteos donde disparan en espacios públicos descargando su resentimiento social).

Ahora bien, como toda teoría conspirativa, la de los incels tiene cierto arraigo en la realidad. Una encuesta publicada en 2019 en el Washington Post (uno de los diarios más importantes del mundo) muestra que en EE.UU. la cantidad de hombres que no tienen sexo se triplicó en los últimos años, aunque no por obra de una supuesta revolución feminista sino por grandes cambios demográficos y sociales.

Según este periódico norteamericano, son justamente los jóvenes quienes menos relaciones tienen debido a que ahora tardan más tiempo en irse de la casa familiar y formar parejas estables, por causas económicas (no logran independencia económica hasta los 30 años) o profesionales (postergan formalizar porque están avocados a sus estudios).

Sin embargo, los incels distorsionan estos datos y buscan la explicación en una serie de motivos, todos responsabilidad de las mujeres.

Creen que las mujeres odian a todos los hombres y este odio es movilizado por la ideología feminista. Además, afirman, las mujeres no valoran los gestos románticos (muchos los incels relatan, por ejemplo, haber enviado flores a mujeres que luego los rechazaron) ya que prefieren salir con un hombre atractivo, aunque sea mujeriego y maltratador.

Por su antifeminismo suelen coincidir con los «libertarios» (o liberarianos), otro grupo de personas de ideología neoliberal, que repudian a las ideas de izquierda y/o progresistas.

Entre los incels circulan también teorías biologicistas, que vinculan el éxito y el fracaso en el mercado sexual según el tamaño del cráneo, por ejemplo.

A su vez, muchos de estos resentidos sexuales creen que existiría un equilibrio natural de afinidades electivas entre heterosexuales de un mismo nivel de belleza, de manera tal que -sostienen- un hombre de una belleza media debería naturalmente «aparearse» con una mujer de belleza media.

Sin embargo, por culpa del feminismo (que haría que las mujeres deseen más de lo que les corresponde) esto no se estaría efectivizando y, por eso, como las mujeres no tan bellas se fijan en «hombres Chad» (de gran belleza y éxito) los incels, no siendo agraciados, se quedan sin nada.

En definitiva, se trata de una tribu urbana que crece en todos los países y a los que hay que prestarle atención porque pueden cometer delitos sexuales de todo tipo, así como otros actos de violencia masiva con armas.

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