Paranaländer en esta edición nos deja algunas poesías escritas en dos libros. “Nigredo (Antología personal)”, del poeta mexicano Román Luján y “Pasear lunático” del poeta venezolano (nacido en Mérida, en 1980) Jairo Rojas Rojas.
Por: Paranaländer
Desempolvando estornudos estos días en mi amenguada biblioteca, rescaté dos libros de poesía, regalos enviados por sus autores vía interpósita persona, con sendas dedicatorias. Es lo más abrir un libro y toparse con las idiosincráticas rúbricas de una dedicatoria. El primero reza: “para …este librito de contrabando para (no) variar, firma, 29/372015, Elei, California”. Se trata de “Nigredo (Antología personal)”, del poeta mexicano Román Luján. A Luján lo conozco sobre todo por las interacciones de Twitter, en especial en el vertiginoso hashtag #bibliotuit. Un amigo argentino, director de Sauna, para la cual alguna vez he colaborado, estuvo en yankilandia en un encuentro organizado por Google o Yahoo! cuya temática era la lengua migrante. El heraldo leyó algunos poemas enyoparaizados de mi autoría en tal evento y, al acabar la lectura, se le apersonó un poeta y le entregó un libro para mí. En suma, el mundo es un pañuelo. El año antepasado estuve por Bayres y rescaté por fin el regalo. Les dejo con “Rosa Bengalí”, mi poema favorito (hay otros muy bellos como “Mezzanine” y “Caza”) del volumen:
Hija de tigre, lasciva de fulgor en la ceguera
escrita de quien sostuvo al mundo
entre nudillos. Míralo. Casi un feto al pie
de la escalera. Hija del amarillo respirar,
la ensoñación putita, digamos, que aparece
por costumbre a las seis, como una sombra
que aún hiedra las paredes de Querétaro.
Hija de la grandísima amargura, fiera
sinuosa que encharca en las mejillas
la sangre de febrero, la aciaga cabellera,
los pasos que em siguen desde entonces.
¿Por qué no diste vuelta en otra plaza,
cambiaste de andador sin respirarme,
siendo tan ancho el gris de la avenida?
Fácil hubiera sido y nunca, nunca esotro.
Hija de ti, incestuosa, morada en que reincide
la carne porque es fértil su espejismo.
¿Es que no abriste en Inverness tus lábiles
peciolos? ¿Nadie admiró incendiarse
tus palpos mojigatos en un frío suburbio
de Wisconsin? Fácil y nunca hubiera.
Mas andé tu andador y me arrepiento
de tan blandos relojes de ahora recordarte
entre los folios del argentino homero. Hija de
la barroca circunstancia: vuelve a tu esfera
púrpura, arrójate sin fe al decimonono
escalón, entra en la grieta lúgubre y, chao,
saludos al invierno, digamos, nunca vuelvas,
que solo un tigre ciego ha de extrañarte.
La otra dedicatoria reza: “Para…He acá este paseo por los ríos del cielo. Con cariño, Jairo Rojas Rojas, Montevideo, enero 2019”. Ofició en este caso de heraldo un compatriota muy querido en esta ciudad. El libro se llama “Pasear lunático” del poeta venezolano (nacido en Mérida, en 1980) Jairo Rojas Rojas, radicado actualmente en Montevideo. Les dejo un fragmento del inicio del libro (dividido en 3 partes: Letanía Namasté, Las ondas del aire y Pasear lunático):