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sábado, noviembre 23, 2024

La poesía paraguaya de Sinforiano Buzó

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Paranaländer escribe hoy sobre Sinforiano Buzó y su libro “Índice de la poesía Paraguay” (1943).

Hay una calle llamada Sinforiano Buzó Gómez, allí por Calle Última, zona que el año pasado 2020, primero de no se sabe cuántos que nos abatanarán hasta la angustia los días de la pandemia china, frecuenté mucho, en plan de caza (amatoria más que científica) de colibríes…Terminar vuelto calle es una fatalidad que no le deseo a ningún conocido, héroe social o intelectual nativo. Increíblemente Sinforiano merece nuestra estima por ser el autor del libro “Índice de la poesía Paraguay” (1943, mi ejemplar es de la tercera edición, 1959, Ediciones Nizza, Buenos Aires).

Allí nos cuenta, como antecedentes de la poesía paraguaya, que Salazar era un capitán-poeta (Ver su Testamento de 1557). Que el prócer Fulgencio Yegros se ejercitó en las glosas poéticas obre todo estando preso en los días previos a su fusilamiento. Que el bardo nacional Natalicio Talavera escribió La botella y la mujer además de sus obras patrióticas. Que dos parientes míos, el deán Bogado y el cura Gamarra, en el siglo XIX el primero y a inicios del siglo XX el segundo, figuran como poetas del país. Que el presidente interino Liberato Rojas (junio de 19111 a febrero de 1912) también escribió versos. Que el mejor poeta hasta Eloy es Alejandro Guanes, periodista de “La tribuna” donde firmaba como El tío Camándulas. “De paso por la vida” (1936, póstumo) es su única obra poética. De su poema “Allan Kardec” rescatamos el verso “como aborto de la nada”. Del genio proteico de Ignacio A. Pane es el poema “Tesá jhu mocoi me” (A dos ojos negros), donde quedé maravillado por estos versos: ma-é jhatame che mopiriva, ma-é mbeguepe che moangaipá (en las miradas fuertes dan escalofrío/en las miradas tiernas me hacen pecar).

Los poetas de las revistas Letras, Crónica, Fígaro, del Gimnasio Paraguayo, Pórtico, Juventud y Alas, ocupan un lugar destacado en el periodo 1911 y 1932: Leopoldo Centurión, Roque Capece Faraone, Guillermo Molinas Rolón, Leopoldo Ramos Jiménez, Heriberto Fernández, José Concepción Ortiz. Pero sobresale, por encima de todos, el humaiteño afincado en tierras porteñas, Eloy Fariña Núñez, aquí con su poema “Autobiografía”:

 

En otro mundo he vivido,

antes de nacer aquí.

¡Oh, cuántas veces morí

y cuántas he renacido!

 

Recuerdo que fui budhista,

que fui en Tebas hierofante,

en Corinto vate errante

y en Sicar evangelista.

 

Fui un ardiente pitagórico;

luego, tibio pirroniano;

siglos más tarde, cristiano,

y después, neoplatónico.

 

Fui arbolillo, mineral,

hombre, pájaro, cordero

y en otra centuria espero

de nuevo ser vegetal.

 

Si me dieran a escoger

La forma de mi existir,

Yo bien querría dormir

O bien roca o planta ser.

 

Y nadie de ello se asombre,

pues, conociendo la vida,

más de mil años vivida,

cansado estoy de ser hombre.

 

Hermanas aguas de río,

hermanas de flores del prado,

¡quién fuera árbol cargado

de armonía y de rocío!

Bueno, son 345 páginas de poesía, que dejo al lector interesado bucear a su antojo y salir al fin con algún descubrimiento sorprende u olvidado.

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