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miércoles, mayo 8, 2024

De mitos, traiciones, mestizajes y ciudades con nombres de mujeres

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En esta entrega, Paranaländer trae algunos relatos recogidos por el escritor Marcelo Bogado acerca de los mitos existentes sobre los Caciques Paragua y Guairá.

 

Por: Paranaländer

 

“El etnógrafo compra mitos como el macatero la larga cabellera de una india”

B. Melià

“A través de los relatos sobre el Cacique Paragua y el Cacique Guairá narrados por los Guaraní hemos mostrado la manera como los mismos se construyeron relatos históricos, a través de la historia oral, en donde se explican a sí mismos la oposición existente entre ellos y los paraguayos”, nos dice Marcelo Bogado quien ha recopilado (de otros autores y de su propio trabajo de campo) en un ensayo 17 versiones del mito de Guairá y Paraguá, los padres fundadores del mestizo (o paraguayo) y del indio actual. Mito que orbita alrededor del guarani traidor de su pueblo, del paraguayo ateo: su desobediencia y traición del pacto con los dioses (Ñande Arygua, los situados encima de nosotros) los vuelve invasores de los bosques donados a los indios.

“Guairá resistió a la invasión extranjera; pero Paragua pactó con ellos y les entregó a sus mujeres. De esta unión nacieron los paraguayos, jurua, boca peluda”.

“Estos afirmaban, y aún lo afirman sus dirigentes más ancianos que, por un pacto celebrado entre el Cacique Guairá y «los habitantes de otras tierras» o españoles, Ca’amindy y toda la selva circundante les pertenecía a ellos”.

Relatan los Mbyá-Guaraní que cuando llegaron los yvypo amboae, habitantes de las tierras extrañas, el cacique Guairá resistió a la invasión, mientras otro llamado Paraguá pactó con los extranjeros y les entregó sus mujeres. De esa unión nacieron los jurua o “boca peluda”, término que los Mbyá utilizan hasta hoy para referir genéricamente a los blancos. Para resolver la disputa, Ñamandú, una de las divinidades, ordenó a estos últimos que se quedaran con los campos abiertos y a los Guaraníes con los bosques. Por medio de este derecho divino, los Mbyá justifican su pertenencia excluyente a la selva.

“Para mí que kechuíta no es un Mbya puro. Kechuita es un Chiripá. Porque mira bien: el Mbya cuando reza no usa la cruz; si es un Mbya puro no puede usar la cruz. El que reza a la cruz es el Chiripá. Él usa eso porque es un católico, porque ya aprendió a rezar con el blanco. El Chiripá es también Guaraní; habla casi igual que nosotros, pero también es un poquito diferente. El Chiripa es así. Le gusta aprender las cosas del blanco, usar el sistema del blanco (…) Esto es así; ya desde hace mucho tiempo.

Desde el tiempo del Cacique Paragua y del Cacique Guairá, allá en el Paraguay. Cuando llegó el blanco, al Cacique Paragua ya le gustaba el blanco, enseguida se hicieron amigos. El Cacique Guairá, que era nuestro Cacique de los Mbya, él no quiso así”.

Cadogan confundido en el siguiente párrafo. Su anhelo indoepopéyico es totalmente de un jurua, de un blanco, pues entre los amerindios es inconcebible un Homero o Camoens, pues no privilegia una poesía-canto heroica-individualista: “Y lo que respecto a estos Monteses, Mbyá o Ka’yguá, nos dicen las crónicas de los jesuitas y algunos documentos conservados en el Archivo General de la nación, constituye prueba de que durante más de doscientos años defendieron palmo a palmo las tierras sobre las que se consideraban con derecho, en una lucha sin paralelo en la historia, epopeya que aún espera la lira de un Homero y la pluma de un Camoens para inmortalizarla”.

“Otro día vinieron 150 españoles, querían llegar a Tuña guasu, pero encontraron a los xondaro de los Chiripa armados. En el camino grande, el primer Cacique Paragua trabajo para los jesuitas. Creó la capital Asunción, era el nombre de la señora (jurua) esposa del cacique. Después vino el Cacique Guairá y creo la capital del Guairá, Villa Rica, el nombre de la mujer del cacique”.

Un tercer relato, muy breve, se dio de forma espontánea mientras nos encontrábamos cruzando la Costanera de Asunción (lugar donde murió el Cacique Paragua, según la versión narrada en la ocasión).

“Entonces Paragua y Guiara hicieron las paces, Tupasy fue liberada, pero decidió quedarse libremente con los paraguayos”.

 

Fuente: “Cacique Guairá y cacique Paraguá: La versión Guaraní del mestizaje y la resistencia indígena”, Marcelo Bogado en EL PENSAMIENTO Y LA LUCHA  Los pueblos indígenas en América Latina: organización y discusiones con trascendencia, Pedro Canales Tapia, editor, Primera edición, mayo 2018, Santiago de Chile

 

 

 

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