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lunes, noviembre 25, 2024

Una defensa castellana de la palabra momento

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«La palabra en castellano tiene otra carga emotiva, y transporta a todo un mundo, también al pasado, porque momento podría ser este de ahora, aquel de ayer, o el que va a venir». Por: Derian Passaglia

¿Habrá alguna palabra equivalente, en otro idioma, para la palabra en castellano “momento”? Esta pregunta me la hice mientras miraba una peli de Ben Stiller. Está de luna de miel, con una esposa que no quiere. Y le dice la palabra momento, se la pronuncia así, sin traducir. “¿Podemos tener un momento?”, algo así le pregunta. Ben Stiller se estaba enamorando de otra, su esposa no lo sabía. Él estaba muy tenso ahí en la habitación del hotel. La palabra “moment” parece que no es igual a “momento”. Me imagino que “moment” la usan los ejecutivos de rascacielos cuando están hablando por celular, y viene alguien con un mensaje importante y los interrumpe, o la secretaria. Entonces el ejecutivo le dice:

-Wait a moment, please.

La usan cuando están trabajando, la usan los garcas de traje y corbata que tienen que cerrar acuerdos importantes para una empresa. Pero “momento” no es así, “momento” es el momento presente, este en el que estamos. La palabra en castellano tiene otra carga emotiva, y transporta a todo un mundo, también al pasado, porque momento podría ser este de ahora, aquel de ayer, o el que va a venir. Dentro de “momento” están todos los tiempos y dentro de “moment” está solo un instante.

El momento presente, el momento pasado, el momento futuro. Cristian Castro, cuando canta “No podrás”, le agrega un adjetivo indefinido, que funciona como numeral: “Cada momento / voy tropezando en desamor / y es que no queda nada entre tú y yo”. Los momentos de Cristian Castro se pueden numerar, hay buenos, malos, tristes, hermosos, locos, inolvidables. Y también Luis Miguel, en «Te extraño»: «Cada momento que estoy viviendo a diario / estoy muriendo, amor, porque te extraño». Hay una sensualidad en el hecho de recordar un momento perdido, es placentero, es cómodo, como volver a casa después de trabajar y sacarse las zapatillas en la cama, mirando el techo, resoplando. Después está la expresión actual, la de «vivir el momento», como algo más new age. Esa ya no me gusta, porque implica una presión por el disfrute, un sentido utilitario del momento presente. Los momentos pasan o no pasan, es así: si los forzás no pasan y si los deseás por ahí sí, por ahí pasan.

En el Quijote la palabra “momento” aparece recién en el capítulo IV, en un momento tenso también, en el que Don Quijote amenaza de muerte a un labrador por una plata que le debe. La escena está concentrada en pocas oraciones, Don Quijote le da una orden al labrador, y el labrador tiene que decidir qué hacer: si pelear o darle setenta y tres reales que le exige un loco. Por unas cuentas oraciones no se sabe qué va a pasar, y eso es también el momento, la suspensión de todo tiempo. Ni los minutos ni los segundos pasan, pero nosotros sabemos que eso es imposible, que no se puede parar el tiempo, y que ni el momento lo puede hacer. Sigue, sigue, corre… ¿No es eso el tiempo también, algo que pasa en el momento, y no podemos parar?

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