El existencialismo es eso, nostalgia de lo que fue, lamento por lo que pudo ser. Como un tango. Por: Derian Passaglia
Domingo, 14/08 15:43
La velocidad con que escribe, como si estuviera cada vez más apurado, le da una cosa rara al texto, dos cosas raras: violencia y precisión poética. “Hablo del escritor francés, del único que haya continuado siendo burgués, del único que haya tenido que adaptarse a un idioma que ciento cincuenta años de dominación burguesa han roto, vulgarizado, suavizado y trufado con ‘burguesismos’, cada uno de los cuales parece un suspiro de alivio y abandono”.
¿Por qué estaría apurado Sartre? Al principio no se lo notaba así. Ahora, en la segunda mitad del libro, escribe con urgencia. ¿Quién lo corría? Había tomado una conciencia diferente, pero ¿de qué? El libro se publicó al año siguiente: 1948. Esa urgencia parece necesaria: Sartre quiere hablar de sus contemporáneos, quiere intervenir en la discusión, quiere ser leído, quiere sonar polémico, quiere que lo cancelen.
Una página entera pegándole al escritor norteamericano y parece se viene lo mejor: “el [escritor] norteamericano sueña menos con la gloria que con la fraternidad”. Válido para hoy, no sólo en Estados Unidos.
Lunes, 15/08 17:41
El mundo estético, la base sobre la que descansa la filosofía francesa del momento, en 1947, es el existencialismo. Después de las vanguardias, de las que todos se fueron abriendo, rompiendo carnets, el existencialismo rige la forma de sentir de un francés intelectual de mediados del siglo pasado. El existencialismo es una versión de la tragedia griega en un mundo que empieza a cambiar: en unas décadas más, el consumismo, el neoliberalismo, el imperio yanqui, van a dominar el mundo. Los franceses están angustiados. Fueron un imperio, y ahora no son más que restos nostálgicos de una vida pasada de esplendor. El existencialismo es eso, nostalgia de lo que fue, lamento por lo que pudo ser. Como un tango.
