Paranaländer recurre a Toeppen, De Bourgade y al Dr. Rengger (incluso éste cita a Azara) para encontrar la media de calor del verano paraguayensis y no adjudicar el bochorno endémico al antropoceno kuera.
Siempre hizo (este) calor (ahora mismo, diciembre día de Caacupé, 36°C), no es que haga más calor hoy que hace 50 años. Es mi percepción empírica. Pero el discurso catastrofílico del cambio climático, el antropoceno, el capitaloceno, etc., etc., se nos precipita encima que hay oportunistas del calor extremo hoy circulando por ahí y por allá asustando a la gente impunemente. Veamos qué temperatura había en Paraguay según fuentes antiguas.
En el capítulo IV titulado “Sobre el clima” del libro del Dr. Rengger (“Viaje al Paraguay 1818-1826”), dice: En el Paraguay solo hay dos climas: verano e invierno. Los meses más cálidos son los de enero, febrero y marzo. Diciembre, enero, febrero e inclusive marzo es, en general, de 24° a 25° Reaumur. Los días de gran calor, a fines de enero y comienzo de febrero, en el monte hace 28° desde las diez de la mañana hasta las cuatro de la tarde, y 30° en el norte del Paraguay, en los alrededores de Yquamandeyu, Villa Real, y sobre todo en los de Montes. Este calor es a veces aún aumentado por los incendios (quemazones) de los indios del Chaco, que alcanzan a veces una extensión de muchas leguas en llamas. Azara indica que la temperatura de verano en Asunción es de 85° Fahr. (23 ½ R.) y en un caso extraordinario de 100 Fahr. (30° R.). Su termómetro debe de haber estado suspendido en su habitación y hay que señalar que en los dormitorios de una buena casa de Asunción la temperatura es inferior en muchos grados a la que hace al aire libre. Esto es así porque se acostumbra mantener las puertas y ventanas cuidadosamente cerradas después de ventilarlas bien durante las mañanas con el fin de poder gozar de algún fresco durante la noche. Durante el día la gente permanece en los corredores y los soguanes donde hay corrientes de aire”.
“La temperatura no está sujeta a variaciones bruscas. Durante los tres meses de verano, diciembre, enero y febrero, se mantiene en un mínimo de 13 a 14 grados y un máximo de 38. — Solo lo he visto llegar a los 40 grados centígrados dos veces. En septiembre de 1881, la más alta era 34,5. En resumen, de doce meses, hay nueve durante los cuales se disfruta de una primavera perpetua. Los otros tres son calurosos, pero la temperatura no es tan abrasadora como en África o Asia, o incluso en las regiones de Venezuela o las Guayanas. Además, durante estos meses, no hay una semana en que una tormenta proveniente del el sur trae durante varios días una frescura que hace que el clima sea perfectamente agradable. El calor nunca es seco, y no recuerdo haber sido molestado por el tufo ardiente que uno se encuentra más al norte, en Matto-Grosso o hacia el Amazonas” (“Le Paraguay”, Emmanuel De Bourgade La Dardye, 1889).
“En sus publicaciones, el Sr. Mangels distingue los días como calurosos, templados y fríos; Llama cálidos a los días cuya máxima supera los 25 R. (31,5 C.), fríos aquellos cuya máxima permanece por debajo de los 15″ R. (18,8 C.). Da una tabla para los años 1877 a 1883. De lo dicho anteriormente sobre las fluctuaciones diarias de temperatura, se puede observar que los días calurosos también ocurren en “invierno”, aunque los meses de abril a septiembre representaron un promedio de 10 días calurosos en los años 1879 a 1883 (máxima 15, mínima 0); en cambio, para los meses de octubre a marzo hubo días fríos en promedio 1.6 (máximo 6, mínimo 0). Durante los tres meses desde mediados de noviembre de 1883 hasta mediados de febrero de 1884 hubo 53 días cálidos y 41 templados en Asunción” (“Cien Días en Paraguay: Viaje Hacia el Interior. Paraguay en vista de los esfuerzos de colonización alemana”, Hugo Toeppen, 1885).
En suma, desde el siglo 19 la media veraniega en Paraguay alcanza los 30° C. Ayer y hoy, y hasta que el mundo diga basta.
