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sábado, mayo 18, 2024

Leer poemas a la perra

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Paranaländer aprende de una peli rusa de Aleksey German Jr. cómo sobrevivir a una vida so’o futura sin lecturas públicas de poemas.

Después de una experiencia espantosa en la cual una seudo-organización de eventos poéticos avá sistemáticamente me humillara y manoseara y ping-pongneara dentro de su calendario de lecturas, paseándome cual bulto insufrible de Luke a San Pedro, de Lambaré a Timbuktu, he decidido en solemne acto de profunda contrición a olvidar de mi puerca vida tal forma de ridiculez pública, que en su momento ya Leopardi censuraba por tratarse de un banquete de ególatras. Para llenar el vacío que deja en mí, poeta humillado y burlado por los cacodemones de la raquítica escena de la poesía parawayensis actual, tomaré la vía siguiente como alternativa: leer poemas a Lucy, la perra de mi hijo.

Tal expediente salvador de mi condición degradada de lector aureolado de poemas en palestras públicas so’o, lo descubrí en la peli «Arresto domiciliario» (2021) del cineasta ruso Aleksey German Jr.

https://ok.ru/video/6883169995477

(ya había visto del mismo director la melancólica y maravillosa «Dovlatov», 2018).

Retrata la vida de los intelectuales valientes perseguidos y humillados en ese mundo de corrupción generalizada que es el régimen de Putin. Todo el pueblo sabe que el alcalde Vorontsov roba y soborna pero nadie dice esta boca es mía, atemorizados por el matonismo y la cancelación civil que rige la vida de los ciudadanos. Bueno casi todos, la excepción es David Guramovich Okhaladze,  catedrático que sabe seis idiomas y e experto en la Edad de Plata de la literatura rusa (es decir, los simbolistas como Bély, Balmont, Briussov, Baltrusaitis, Blok, Zinaida Gippius, o los acmeístas como Mandelstam, los futuristas como Mayakovski, o inclasificables como Khodasevich o Tsvetaeva), que publica en la red una caricatura del alcalde copulando con un avestruz acusándolo de corrupción. Desde ese día David es sometido a arresto domiciliario, acusado de peculado, sin internet ni teléfono, golpeado por matones, abandonado por vecinos, amigos, esposa e hija, alumnos, colegas hasta quedar prácticamente solo con su abogada y la madre (que muere de infarto en el hospital).Esta situación es lo que acarrea que herede el perro de la madre, que tenía la manía hermosa de leerle poemas a su mascota. Tal faena repetirá el catedrático cada vez que el acoso constante e in crescendo le dé un respiro.

Así que siguiendo las enseñanzas de esta peli rusa,  cada vez que el medio ambiente analfabeto y filisteo parawayensis lo permita, le leeré los «Cuatro cuartetos» (Eliot), «Carta al camarada Kostrov desde París sobre la esencia del amor» (Mayakovski), «El jabón» (Ponge), «El son del corazón» (López Velarde), «El amor postrero» (Tiutchev),  y menos veces algunos versos de su servidor «Opoti che Samsung», «Mandyju», «So’o»

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