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sábado, noviembre 23, 2024

A cada ensayista con su jerga

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Paranaländer reseña el libro del ensayista y artista Kodwo Eshun (Londres, 1967), Más brillante que el sol, publicado originalmente en 1998, donde el autor explora el encuentro entre la llamada black music y la ciencia ficción.

Por: Paranaländer

Hojeando el clásico Más brillante que el sol de Kodwo Eshun, editado recién en español (idioma provinciano, de atraso sempiterno), después de 20 años desde su edición inglesa, caigo en la cuenta que el linaje de la escritura del londinense de ancestros ghaneses es de lo más transparente dentro del ensayismo contemporáneo: Nick Land, Deleuze, Kostas Axelos. Land, el aceleracionista neoliberal, maestro del neologismo y las etiquetas a pedir de boca del zeitgeist, Deleuze, con su escritura teen-sesentayochista dora el aceite de ricino del capitalismo, lo vuelve interesante denunciándolo, y el pionero de todos, Axelos, que en los 50 mezclaba ya Marx con Heidegger, saqueado al por mayor por el anterior (el suicida vitalista), con su concepto de escritura de la errancia erótica, errar es escribir y avanzar…

De Eshun lo que me queda, después del baño de jerga y neologismos sin cuento entre hippie hinduismo y negritud nación musulmana licuados por la Unidad de Investigación de Cultura Cibernética, un grupo de investigación interdisciplinario de la Universidad de Warwick, es que ¡el culo se volvió cerebro!

Esto en una primera aproximación engañosa, abrumado por el alud de neologismos, pues ahondando en seguida nos aclara que es posthumanista y está harto de embanderarse como vanguardia de la negritud (blackness) y que está atravesado de un discontinum alien.

La idea central del libro está en el subtítulo: Incursiones en la ficción sónica. Este concepto de SF alude a que, al igual que la sci-fi, donde usando a la ciencia se narran mundos posibles o futuros, aquí la narración va de mundos nuevos sonoros…

Su discoteca sónica paradigmática va del jazz cuarto mundo (supongo alude a al Futurismo Afrodiaspórico, a África como cuarto mundo tanto como a una cuarta dimensión  de la música, su capacidad de narrar mundos), de George Russell en la radio sueca, pionero total, el jazz fisión del Miles Davis eléctrico de la Columbia, mano a mano con el productor genial de esa era, Teo Macero (dios de Brian Eno), también un vanguardista en la mesa de mezclas, y Herbie Hancock, hasta el jazz cósmico de Sun Ra, el jazz astral de Coltrane remixado por su viuda Alice, Pharoah Sanders. Estos dos extremos, postjazzísticos tout court, son mis preferidos.

Hay una transición guitarrística, hendrixiana, conformada por Parliament-Funkadelic (heavy mental), que también aún me atrae…Pero el sándwich que forman estas dos partes o envolturas contiene como caracú al disco, hip hop, techno Detroit, el drum and bass y el jungle…Allí acaba mi interés.

No está demás decir que, a pesar de las magníficas descripciones de estas ficciones sónicas, la experiencia de oír las músicas recanonizadas es siempre superior…

Otro concepto que se nos pega es el pasado-ahora (yester-now). O el flashforward de la abducción alien…

Frases citables. Tu madre, tu primer sonido. El sampler es el instrumento universal.

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