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domingo, noviembre 24, 2024

Dejar de soñar, trabajar

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Paranaländer reseña el film mudo de ciencia ficción «Aelita» (1924) del director Yakov Protazanov. La película, estrenada en la Unión Soviética en los albores de la revolución bolchevique, narra la historia de una experiencia revolucionaria desafortunada.

 

Por: Paranaländer

El Ingeniero Losi, a cargo de la Radio Moscú, es un soñador, sus colegas se burlan de él cuando llegan mensajes indescifrables y sibilinos del espacio exterior, saben que incuba sueños de volar a Marte, de que trabaja quizá en los delirantes planos de un interplanetonauta. Está casado con Natalia, una belleza rubia de ojos hechizantes, adscripta a la oficina de evacuación en Kursk, de quien tiene celos enfermizos.

Marte tiene a Tuskub como regente, la reina es Aelita, que en sus ratos de ocio toca su arpa marciana para él. Gor es el jefe de radiación, en su torre esconde el mayor secreto del reino, el aparato de Gor, que permite visualizar la vida de otros planetas, otros mundos. Derretido por la belleza dominante de la reina, Gor la deja subir a la torre y mirar la vida en tierras alienígenas. En la tierra descubre a Losi besando a su esposa. La reina repite tal extraño ritual con Gor, aplicando su labio de reina al labio del inventor marciano. Aelita se enamora de Losi a través de ese aleph maravilloso que le permite ejercer su voyerismo de tirana. Gor es celoso hasta la enfermedad. Tuskub teme las revueltas terrestres, el afán revolucionario alienígena. La férrea estructura jerárquica-aristocrática está formada por un consejo de Ancianos, el regente y la reina, los soldados (enmascarados con una especie de caja) y la fuerza trabajadora (también no se les ve el rostro, y un ukase de los Ancianos obliga a un tercio de esa fuerza trabajadora a ser refrigerada).

El ingeniero soviético, Los (Tsereteli), viaja a Marte en un cohete. Allí, ayuda a instigar una revuelta popular contra el rey gobernante, con la ayuda de la reina Aelita (Yuliya Solntseva). Sin embargo, el verdadero héroe de la revolución marciana es el soldado bolchevique Gusev (Nikolai Batalov), quien lidera a los trabajadores marcianos en su esfuerzo por establecer una utopía socialista en Marte.

Aelita, dirigida por Yakov Protazanov, del año de 1924, tiene música de Skriabin y Stravinsly (en la versión remasterizada), es uno de los clásicos del cine mudo soviético y generalmente considerado como el primer largometraje sobre viajes espaciales. Aelita (también conocida como Aelita: Reina de Marte) es una adaptación de Alexei Tolstoy, novela de 1923 del mismo título.

A menudo se la considera como propaganda prosocialista y prosoviética, aunque de hecho es una obra compleja: ese lema final que aboga por el trabajo en desmedro del sueño no es tan fácil de interpretar. Que el diamat discrimine entre trabajo y sueños, entre fuerza de trabajo e inteligencia general, se comprende pero toda la película se puede ver como un gran sueño del Ingeniero Losi, una fantasía que con patente contradicción llama a trabajar. La mayor parte de la película tiene lugar en el Moscú posrevolucionario, con una serie de posibles críticas a la burocracia estatal y a la miseria que dominante que ni puede controlar. La enigmática Aelita, que apoya la revuelta marciana para sus propios fines, es asesinada por Losi -después que ella ordena masacrar a los insurrectos- para evitar que establezca una nueva tiranía en Marte. En cualquier caso, Aelita, con sus impresionantes escenarios marcianos futuristas, fue una película innovadora que ejerció una influencia considerable dentro del cine de ciencia ficción durante décadas.

 

La peli se puede ver aquí:

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