Rubem Fonseca cambia el contexto. Provee maneras y costumbres locales brasileñas para un género que surgió en América…
Un escritor brasileño de policiales admirado por Thomas Pynchon. ¿Es eso o es algo más Rubem Fonseca y su literatura? Antes de convertirse de una vez y para siempre en escritor, a los 30 años, Fonseca fue abogado y trabajó para la policía brasileña. Algo habrá visto en aquellos recintos legales, en esos escritorios donde se decide el destino de las personas mediante papeles, que lo llevó a abandonar la profesión.
El policial negro es un género que nace de una realidad social, en la década del veinte, en Estados Unidos, y tiene como base y punto de partida las prohibiciones de la Ley Seca. El policial negro, a diferencia del clásico, sale a la calle: son historias en las que el detective se implica en la acción, pone el cuerpo, se lanza a la aventura en una ciudad sin moral, sin códigos, en la que cualquier cosa puede pasar. Por eso, este tipo de relatos tiene en general un estilo seco, crudo, realista, directo.
Rubem Fonseca cambia el contexto. Provee maneras y costumbres locales brasileñas para un género que surgió en América. ¿Cómo es, entonces, un policial latinoamericano, uno de los países más grandes y más violentos del continente? “Feliz año nuevo” es el cuento principal del libro de cuentos homónimo que Fonseca publicó en 1975. Se trata de un relato que sorprende por la forma inédita en que se muestra la violencia en Río de Janeiro.
El cuento pasa en año nuevo, y tiene como protagonistas a un grupo de ladrones que está mirando la televisión y que descubre ya no les queda plata. Entonces, deciden ir a robar en una rica mansión de un barrio rico. Entran en una casa donde hay una fiesta. Si no se desarrolla una fiesta, no puede ser un cuento brasileño. Los delincuentes sacan las armas, dan el grito de “alto”, y lo que pasa después conviene leerlo de primera mano antes que reproducirlo. Se puede leer acá.
