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jueves, noviembre 14, 2024

Mandyju en el Ateneo

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Paranaländer ojembosakoi para ver a Mandyju (AranduBook, 2023) relinchando y piafando en el Ateneo Paraguayo mañana viernes 21 a las 7 y media de la tarde.

 

AranduBooks invita a la presentación del libro “Mandyju” de Cristino Bogado en el Ateneo Paraguayo (Nuestra Señora de la Asunción 820, casi Humaitá), mañana viernes 21 de julio a las 19: 30 hs. Mandyju es una recopilación de poemas y cuentos, con prólogo y texto de contratapa del antropólogo Joaquín Ruíz Zubizarreta. El diseño general del libro estuvo a cargo de Marisa Nachif y la portada es una obra del poeta Douglas Diegues realizada sobre una foto del catálogo de Punk Art Exhibition (Washington DC, mayo-junio de 1978), la primera exposición de arte punk de la historia. Presentarán la obra Rebeca Romero, César Zapata y Carlos Vera Abed.

 

Prólogo de Joaquín Ruiz Zubizarreta

¡Yarepo’ẽma! Si pone la mano sobre este librito, su poesía sin dudas le dará dolores de muela. Sus versos crían moscas quechuablantes. Ndoikói chera’a, ndoikói. A continuación, ciertas recomendaciones de lectura para que su diciembre-poty esté bien invertido en este kuatia. Use de preferencia kumanda san francisco y si su presupuesto lo permite todavía, compre locro y no el locrillo baratelli. Para ablandar el poroto remojar estás páginas en algún licor anisete durante una noche de kerambu. La verdura y la carne, opcionales. Leer con hambre es más rico, el mejor ingrediente. Para evitar traumas, como el poeta, algunos de los versos deberán ser entonados de rodillas y cubriéndose

la cara con las manos, como se entonan los chengas de duelo o tristeza, los de placer o de bienvenida. Quien tenga como jware a la alegría, debe abstenerse de relaciones heterosexuales con él: mejor con travesti en bombachita kunu’u que apenas esconde su trompito kyre’ỹ. No se deje engañar y tenga mucho cuidado con la pulseada del kupi’i. Sobre todo, si la viga de su casa o de su calzón, son de algún yvyra ya medio kangylón. ¡Atención! Si bien Kupi’i es güeno, es guapo y es trabajador, cerca de la casa no le querèmo: Ha’ete menno-sojero-deflorestador. Sepa también que el libro puede leerse bailando el pericón o bien puede hacerlo según indiquen los algoritmos del bolt que llega guiado por el reggaeton y que son los mismos que predicen la llegada del mba’e meguã en forma de literatura to’olizada: Esa poexya paraguayensis que estaba dormida bajo la hamaca que cuelga de los dos últimos pindos hovys que sostienen la tierra. Kupi’i, el sojero-deflorestador, ya se llevó de contrabando los otros tres pindos y por culpa de ese rollo-tráfico trans-Tordesillas solo quedan el pindo de Kanese y del Ayvu Rapyta, este último ya todo medio mordido por el kupi’i como se despierta entonces y sale de debajo de la hamaca como poema en estado ultramundano, como una suma de todos los poemas posibles que media docena de ka’ises, provistos del pack office pirata y microsoft word, producirán colgados de sus colas prensiles por un yryvovõ lambercyteño. Ya ni la avispa dorada kava-ju que salió de la flor del mandyju primigenio para picarle a Ñandesy, ese kava-ju Ñanderuvusu ombo’eypyhare, ya no le va a atajar ya ni al jaguarovy ni al mbopirekoypy. Es que Mandyju, la kavaju del Mariscal, está ya tambeado por la mata de mango que nació injertado por la cruz que Madama plantó para no perderse y no caer en manos de los mba’epochy Tupi caníbales comandados por el conde d’Eu. Ese mismo mango que da fruto tricolor cuando canta el yrypa’i cada bisextenario de la epopeya nacional. Lópe renda blanco-dorado termina, según las calumnias de otro de estos relatos, sacrificado en el cumplimiento del ritual teofágico de «Vencer o Morir» Tupi renondépe y que substituyó a la antropofagia ritual tupi-guarani luego de la llegada del kechuita Bigotes Mellados. Comer al dios-kavaju es hoy el ritual dominguero, público y ostentoso del asadito en la city de Luque que tiene como versión cotidiana,

doméstica y reservada a la esfera privada, a la galleta kuartel con mortadella inmortalizada en los famosos western vaka’i filmados en Estero Patiño. Para terminar la reseña de este libro con japiendin basta evocar toda su poesía en minifaldas que pedalea muslos y el último polvo hecho texto psiko-analytiko del Okemano.

 

 

 

 

 

 

 

 

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