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jueves, mayo 16, 2024

Paraguay no es una excepción: queman antenas 5G imaginarias en varios países

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En el mundo hay un auge de teorías del complot. A diferencia de lo que dicen sesudos analistas locales, esto no es un efecto de nuestra «falta de educación». No solo se queman antenas imaginarias en Reino Unido y Holanda, sino que este tipo de fake news es elaborado por think tanks del primer mundo, desde donde se organiza una narrativa de aspiraciones hegemónicas.

Como Don Quijote confundía molinos de vientos con gigantes, multitudes ven ahora en simples tendidos eléctricos una amenaza para la humanidad.

A diferencia de lo que dicen sesudos analistas y periodistas locales, estas creencias no son efecto de la idiosincracia local, ni mucho menos resultado de nuestra «falta de educación». Medios internacionales sostienen que detrás del fake news de las antenas 5G están poderosos think tanks del primer mundo, desde donde se organiza una narrativa de aspiraciones hegemónicas.

Solo desde el más burdo provincianismo, al que nos tienen acostumbrados nuestros formadores de opinión, se puede creer que estos acontecimientos son propios de Paraguay y no una dinámica general del mundo. Esto lo demuestra la quema de antenas telefónicas en países como el Reino Unido y Holanda, así como en otros de nuestro continente: Bolivia, Paraguay y Perú.

El ejemplo del movimiento antivacunas es ilustrativo: son moda en California, donde sectores «progresistas» aspiran a desertar el mundo contemporáneo del consumo, la técnica y los avances de la ciencia. A esto podemos sumar las peligrosas creencias religiosas de la Cientología -al que adhieren celebridades de Hollywood- o el nuevo terraplanismo, que crece en todo el mundo.

Lo propio de estas nuevas creencias no es su «tradicionalidad», porque en realidad son productos deformados de la modernidad. Las teorías del complot se basan es un mal uso de la sospecha crítica, confundiendo la actitud metódica -fundada por René Descartes, padre del racionalismo moderno- con el padecimiento paranoico.

La militancia contra las antenas 5G se encuadra en este contexto. Ya desde antes de la pandemia circulaban teorías que sospechaban de esta tecnología -que permite acelerar significativamente las comunicaciones- pero con el coronavirus, la desconfianza se profundizó entre los consumidores de doctrinas conspirativas.

Según dicen estos propagadores de ideas conspiranoicas, el 5G estaría detrás de la propagación de casos de COVID-19 ya que, creen, sus ondas hacen disminuir las defensas del organismo.

Sin embargo, esta teoría no solo es completamente falsa, sino que además es contradictoria con los hechos: el coronavirus es también virulento en ciudades donde el 5G aun no existe.

En nuestro tiempo, la idea moderna que propuso poner en duda todo lo establecido se transforma en una búsqueda de verdades ocultas que solo algunos conocen.

Finalmente, el cuestionamiento legítimo al poder es reemplazado por de chivos expiatorios simplificadores de la complejidad: George Soros, El Nuevo Orden Mundial, el Comunismo Chino, etc.

*Imagen de portada de el diario español El Mundo

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