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jueves, mayo 2, 2024

L-Gante, el trapero de la década ganada

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La historia de L-Gante es la de cómo una política de inclusión de tecnología en la educación contribuyó a que sea hoy en día uno de los artistas del momento.

 

Por: Derian Passaglia.

 

Esta no es una historia de autosuperación, porque esas son las que aman en el imperio y los cipayos de falsa conciencia que tan extendidos andan por Latinoamérica. Se los puede reconocer fácilmente, veranean en Punta del Este y en Miami, prefieren divisas extranjeras por sobre la moneda local y vestirse de punta en blanco en una fiesta de cócteles y quién sabe qué otras sustancias. Esta historia es la de cómo un Estado puede ser capaz de generar las condiciones para el desarrollo de la educación y la libertad creativa de un pueblo.

Hace ocho meses atrás, Elías Ángel Valenzuela vendía barbijos en las calles y hoy, transformado en L-Gante, es una de las revelaciones musicales en Argentina, sus temas superan los sesenta y cinco millones de reproducciones en Spotify y suena en cada esquina y auto de vidrios polarizados que pasa por las noches violando toques de queda. Llegó a grabar un video con Damas Gratis, “Perrito Malvado”, un tema que a dos semanas de su estreno ya cuenta con casi diez millones de reproducciones.

Conectar Igualdad fue un programa de política educativa del gobierno kirchnerista impulsado en 2010, una de las grandes conquistas del primer mandato de Cristina Fernández. Chicos pobres de escuelas públicas de pronto podían acceder a recursos que parecían inalcanzables y que resultaban un privilegio. Hasta no hace mucho, uno se subía a un tren o a un colectivo y veía la cara sucia de nenes y nenas de primaria con la netbook de Conectar Igualdad entre las rodillas, jugando un juego.

L-Gante usó un recurso que brindó el Estado para convertirse en el artista del momento. “Yo me grababa con la netbook del gobierno que dieron acá, con una de esas y con un micrófono de la web cam que salía $1000, nunca había ido a un estudio”. Las políticas económicas modernas de un Estado presente son capaces de transformar el futuro de las personas.

La novedad de L-Gante reside en una combinación exacta de estilos que mezclan el trap, el género de moda, y la imaginería de la cumbia villera, como si adaptara los sonidos y el ritmo del trap en un contexto completamente diferente. L-Gante rapea en la villa, en el barrio, con los pibes. Su éxito son las esquirlas de las capacidades de desarrollo de un programa político, económico y educativo progresista en un país latinoamericano subtropical cualquiera.

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