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viernes, abril 19, 2024

Barrett mercachifle de ñandutíes

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Paranaländer descubre, en el polemista Hérib Campos Cervera de la Herrería (1879-1922), los sueños de riqueza fabulosa que incubó el anarquista Rafael Barrett con la exportación de ñandutíes a París.

 

Por: Paranaländer.

 

Es el periodista polémico y poeta ocasional Hérib Campos Cervera (padre), novecentista olvidado, padre del poeta autor de “Cenizas redimidas” y hermano del artista, quien nos devela la vena comerciante del periodista español muerto en 1910.

Campos Cervera (padre) llegó a formar una pandilla con Barrett y Boceta, el músico español que fue padrino de duelo de Barrett con el Duque de Arión (1902). Esto y el frustrado negocio parisino de los ñandutíes, lo cuenta en 1912 (En Colorado, 10 de julio). En 1908 están peleados y le echa en cara, en un artículo del 12 de octubre, una caterva de vilezas (que siendo anarquista tenga criada y a quien ni le paga, que jamás agradeció a Rufino Villalba sus ayudas económicas, que callara cuando García le dio una carta blanca para matar a Guanes, que negara que en la revolución de Julio de 1908 tomara fusil y montado en un caballo fuera a batirse con toda la juventud, etc.).

Vamos al tráfico de ñandutíes de un Barrett aún empleado público:

“Voy a contaros uno de los detalles más cómicos de su existencia novelesca. Vivía entonces con Joaquín Boceta en la casa de doña Rosa Acosta de Pérez. Era empleado de la oficina de Estadísticas en la que Modesto Guggiari ocupaba cargo de secretario y yo de Jefe de Sección. No ganaba sino trescientos pesos, Boceta igual suma. Guggiari cuatrocientos y yo quinientos. Nunca trabajamos en la oficina y renuncié a la canongía avergonzado del dinero que robábamos al Estado. Así, bien claro lo que dije en el autógrafo que se conserva en el Ministerio del Interior. Como Barrett no podía vivir con trescientos pesos, soñó fantásticamente en negocios. El doctor Manuel Domínguez le facilitó cinco mil pesos, Barrett vivía trastornado con el gran éxito que iba a tener su empresa. Convenció a Boceta que debía marcharse inmediatamente a París a vender ñandutíes. Boceta vio el cielo abierto. Barrett otro cielo más hermoso todavía. Su fantasía se llenó de París, ñandutíes, pieles de tigre. Mimis, viajes… ¡Barrett se iluminaba de alegrías inenarrables! Enseguida Boceta presentó la renuencia y salimos los tres juntos hacia Carapeguá a comprar los famosos ñandutíes que iban a realizar el milagro de la fabulosa riqueza. ¡Qué inocencia! Boceta no pudo vender ni en lo que había costado aquel espumante alijo de encajes, y como es natural, no volvió al Paraguay ni le remitió a Barrett un solo centavo”.

Hérib Campos Cervera. Nació a bordo de un barco mientras navegaba el río Paraguay rumbo a Asunción en 1879. Su padre -fue el profesor de química y periodista español Cristóbal Campos Sánchez- que le anotó como paraguayo, sería asesinado en su quinta de Manorá cuando Hérib tenía diez años. Estudió en Asunción y se hizo periodista como el padre. Sus primeros versos se publicaron en la Revista del Instituto Paraguayo. En 1908 se presenta como candidato a Diputado por Encarnación. En 1910 funda el diario “La Verdad”. Colaboró en La Época, El Tiempo, El Monitor, Los Sucesos, Colorado, en la revista Crónica, etc. En 1912 embarca para Europa (deja una familia desintegrada: su mujer Alicia Díaz Pérez, hija del español Viriato, que se refugió en el Ejército de Salvación de Santa Fe hasta su muerte. Mientras, su hijo, el futuro poeta Hérib tenía entonces 7 años y sería criado por los tíos). Desde París y Madrid mandaba colaboraciones de crítica de arte y urbanismo para la célebre revista Crónica. En 1920 vivió con su hermano Andrés, el ceramista, en París. Fallece en 1922 a los 43 años en Paris (según Oscar Ferreiro y Carlos R. Centurión; en Madrid, según Amaral).

 

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