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sábado, noviembre 23, 2024

Representación histórica y social de la mosca

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La mosca de Cronenberg es una versión de La metamorfosis de Kafka, donde el hombre-mosca piensa que su vida puede ser el sueño de una mosca, una mosca que es hombre, un hombre reducido en su existencia a las miserias de la vida moderna.

Por: Derian Passaglia

Mi abuela espantaba las moscas con un repasador en el patio de la casa chorizo de Buenos Aires y Garay. Hace años que no veo un matamoscas. Era un plástico largo y flexible con un cuadrado también de plástico en la punta, agujereado como una raqueta, con la que se mataba a las moscas. Además del Señor Miyagi, ¿alguien alguna vez atrapó una mosca con las manos? Una mosca puede ser costumbrista o siniestra, según el punto de vista, si se acerca o se aleja la visión, si se permanece mirándola un largo rato hasta que se frota las manos y se limpia las alas.

Antonio Machado las llama vulgares y golosas. Si fueran de otro color (rojo, lila, ocre como las vaquitas de San Antonio) su figura no estaría estrechamente relacionada a un signo funesto. Donde hay una mosca la muerte ronda cerca. “Los chicos mueren como moscas / los chicos mueren como moscas” repiten los dos primeros versos del poema Villas de Leónidas Lamborghini. La pobreza tampoco escapa de las moscas. La tapa del primer número de la revista de los poetas de los noventa, 18 Whiskys, muestra un nene triste, con la mirada perdida, enfermo, rodeado de moscas. No hay esperanza ni futuro para ese chico y las moscas escarban lo putrefacto y lo inerte.

Ricardo Zelarayán: “Las uñas crecen como las moscas / y las moscas vuelan sobre la vida”. Molesta, ronda, es oportunista y rápida, de una velocidad no humana, pareciera moverse en zigzag, da vuelta en círculo, pocas veces permanece quieta mucho tiempo en el mismo lugar. En los departamentos de edificios a veces hay un tipo de mosquita que anda entre las rejillas del baño o la bolsa de basura de la cocina y es prácticamente imposible de eliminar. La mosca tiene un instinto de supervivencia superior al de los mosquitos.

Sus ojos son grandes y fascinan al cine, que es el arte de la mirada. La mosca de 1958 y la remake de 1986 fusionan un humano con una mosca. Cronenberg vuelve al hombre mosca un ser extraño y asqueroso, al que se le caen las uñas y los dientes, tiene fuerza sobrehumana, puede trepar sin esfuerzo por techos y paredes, la piel es una cáscara rugosa y deforme. La mosca de Cronenberg es una versión de La metamorfosis de Kafka, donde el hombre-mosca piensa que su vida puede ser el sueño de una mosca, una mosca que es hombre, un hombre reducido en su existencia a las miserias de la vida moderna.

El señor de las moscas de William Golding es un título enigmático que evoca la idea de un rey profano y pedestre, alguien que solo puede tiranizar una porción de tierra en ruinas. Uno de los mejores episodios de Breaking Bad tiene como protagonista a una mosca. Su zumbido no deja concentrar al protagonista, que se obsesiona con matarla durante todo el episodio, mientras cocina metanfetaminas ilegales en un sótano. En un cuento de Cortázar una mosca vuela de espaldas.

Una mosca le golpea la cabeza a un personaje, le traspasa la cabeza y sale por la nuca en el comienzo de un cuento de Daniil Jarms. A pesar de su tamaño, las moscas son una amenaza. Parecen acechar constantemente, no están nunca relajadas, conocen el próximo movimiento, imaginan la mano abierta que las quiere aplastar antes de que se produzca el golpe letal, y desaparecen del alcance de la vista sin premeditación. “La mosca del señor Gregory”, de Leonora Carrington, cuenta la historia de un hombre que desde su juventud lo molestaba una mosca que se le metía en la boca cuando hablaba, y cuando alguien le hablaba a él, la mosca salía volando de su oreja.

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