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lunes, mayo 6, 2024

Libro de las lenguas

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Paranaländer se prepara para asistir este sábado 11 de junio a las 8 de la noche a la presentación del libro colectivo “Lenguas de la Poesía Paraguayensis”, obra que mapea las lenguas en que se escribe hoy poesía en nuestro país.

 

El lanzamiento de «Lenguas de la Poesía Paraguayensis» (vvaa) se realizará este sábado 11 de junio a las 20 horas en Arbolito bar, en Estrella 852, con entrada libre y gratuita.

Los autores incluidos en el libro de «Lenguas de la Poesía Paraguayensis» forman un equipo cañón:  Gregorio Gómez Centurión, “el sabio de Guazú Corá” (Villeta), educador popular y poeta guarani, autor de “Sapukái joyvy”. Douglas Diegues, fundador de Yiyi Jambo cartonera, es el oberdada del “portunhol selvagem”, y autor de  “El astronauta paraguayo”. Alejandra Peña Gill es poeta, museóloga y gestora cultural, autora de “Ñanduti salvaje” Jorge Kanese, docente universitario, microbiólogo y poeta de vanguardia. Su libro “Paloma blanca, paloma negra” será reeditado en Brasil este año. Léonce W. Lupette es poeta y traductor franco-germano, vive en Berazategui, escribió “A/k/va/res”.. Montserrat Álvarez, poeta y directora del suplemento cultural de ABC Color, autora de “Zona Dark” y “Bala Perdida”. La edición estuvo al cuidado de Cristino Bogado, el prólogo lo escribió el poeta e investigador argentino Eric Barenboim (quien está actualmente preparando un Dossier de Poesía Paraguaya para la revista de NYU), y la ilustración de la portada es un dibujo del poeta Douglas Diegues inspirado en una inscripción rupestre del Amambay.

A continuación adelantamos dos fragmentos del libro escritos por Douglas Diegues y Montserrat Álvarez respectivamente:

“Las selvas del Amambay, el Jasuká Vendá, el omphalos mítico (ombligo del mundo) de los Paī Tavyterã, las bibliotecas klandês de poesía visual rupestre, se confunden con los orígenes de los lenguajes poéticos paraguayensis. Esa poesia visual rupestre, había sido, hecha con incisiones en las paredes de los abrigos del Jasuká Vendá, es lo más antiguo que tenemos en Paraguay como expresión de un lenguaje poético propio. Ezra Pound decía que la poesía estaba más cercana a las artes visuales y a la música que a la literatura. Desde esa perspectiva poundiana, podemos afirmar que las paredes llenas de inscripciones milenarias primigenias se encuentran más cercanas a la poesía visual – a una cierta poesía concreta de los orígenes y del futuro – que a la literatura. Varios sitios en el Amambay, también en el Yvyturuzu (Villa Rica), guardan una rarófila poesía visual grabada en las paredes de los abrigos de piedra; pero, el epicentro de esa producción poética visual milenaria, es el Jasuká Vendá, que se ubica en el presente histórico, en el pasado arqueológico y a la vez en el tiempo mítico de los Paī Tavyterã, un tiempo prehistórico paraguayensis, anterior a Aristóteles y su Poética. En ese tiempo primigenio, los poetas se expresaban escribiendo, entre el grabado y el esgrafiado, con incisiones sobre soportes de piedra, una poesia enigmática, fascinante, nonsense, fea, bella, rupestre, maravillosa, cuyo sentido perdido nos cabe seguir inventando, con ojos nuevos para lo nuevo, como sugería Oswald de Andrade” (Avá-intro de DD)

“Existe en la literatura paraguaya, como mínimo desde hace medio siglo, una corriente que experimenta con juegos de palabras y neologismos, sampleando la oralidad y mezclando idiomas como el portugués, el español, el guaraní, el inglés y el latín, entre otros. Así, en la primera mitad de la década de 1970, la oralidad marca los famosos monólogos del Supremo de Roa Bastos y sostiene toda la novela Las musarañas, de Jesús Ruiz Nestosa, y en las décadas de 1980 y 1990 los poetas Jorge Kanese y Joaquín Morales escriben en un idioma híbrido, panglósico. Entrado el siglo XXI, a los escritores citados les sucede algo que toma la forma sistemática y colectiva –si bien irregular, con épocas de mayor actividad pública y temporadas de perfil más discreto– de un movimiento: aparecen en escena los poetas Cristino Bogado, Douglas Diegues y Edgar Pou, que –con Kanese ahora en funciones de patriarca o precursor– serán los nombres más constantes de esta corriente enemiga de la pureza monolingüe y también quizá de la armonía de las formas clásicas, en su inclinación por el desorden –según cada caso, con predominio de uno u otro elemento– de las polisemias, los LENGUAS DE LA POESÍA PARAGUAYENSIS 91 collages tipográficos, las onomatopeyas, el humor irreverente o procaz, el caos etimológico y las asociaciones libres de diván vienes. Una estética que no solo no hace concesiones a las expectativas de los sectores ilustrados –predominantemente conservadores en materia de gustos literarios– del público local, sino que busca frustrarlas. Diría que esta corriente está tácitamente considerada por el consenso oficial como un mero afluente del gran río canónico de la poesía o la literatura paraguaya, un riachuelo pintoresco y de menor caudal. Sin embargo, lo único que puede ser propiamente llamado poesía (muy poco, cuantitativamente hablando: quizá cinco nombres) dentro de la literatura paraguaya y paraguayensis actual, pertenece en dos o tres quintas partes a este riachuelo. Entre los disertantes de la serie de conferencias que este libro recoge hubo al menos dos deconstructores. Del otro lado, estuvimos dos poetas estructuralmente monolingües, uno en guaraní y otro (otra) en español. Los demás ponentes fueron escritores multilingües, o en castellano y guaraní, o en castellano paraguayo. Uso el término deconstructores porque se han presentado muchas veces ellos mismos como tales, como deconstructores deliberados del idioma, que hacen de este ejercicio el centro de su poética (aunque yo creo que lo mejor en la producción de este grupo no es deliberado ni deconstructor, sino jopara, es decir, lo más espontáneo que existe). Tampoco es apropiado el término monolingües: no son (no somos) estrictamente monolingües, pero, sobre todo, el español y el guaraní de la poesía no son nunca los de las academias y los diccionarios, sino que siempre son, por definición, ya otra lengua. Son términos inapropiados hasta el absurdo, pero los utilizaremos por comodidad. Los monolingüe” (Los deconstructores de MA).

 

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