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viernes, mayo 3, 2024

Santiago Peña: el candidato con el que sueña Efraín

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El “Santi” que tenía potencial para disputar el voto extra colorado era el de 2018, no el actual. Su figura solo unirá en contra de la ANR a un anticartismo transversal que crece en todo el país y que tiene diferentes razones para rechazar el retorno de HC.

Las recientes afirmaciones de Efraín Alegre, sobre un triunfo seguro de Peña, son una expresión de deseo y no el reflejo del proceso interno que vive la ANR. 

Las encuestas que manejan el oficialismo y el cartismo coinciden en mostrar un estancamiento de Peña desde hace varios meses. Por su parte, de 12% de intención de voto que tenía Velázquez en octubre de año pasado, hoy está empezando a superar el 30%. 

Estos guarismos, a 6 meses de las internas, empezaron a encender las alarmas en carpas cartistas desde hace unas semanas. El dato adicional es una degradación muy fuerte de la imagen e intención de voto de Horacio Cartes, probablemente debido a los escándalos nacionales e internacionales que lo afectan.

Nuestro medio tuvo acceso a una encuesta reciente donde se constata que solo el 4% del electorado colorado descree totalmente de las denuncias hechas contra HC por la Seprelad. Estos números estarían dando cuenta, además, del fracaso del conglomerado comunicacional del expresidente, sobre todo en lo que respecta a la fabricación de “narrativas alternativas”.

A diferencia de lo que asegura Alegre, las proyecciones más serias indican que para diciembre el escenario estará completamente polarizado, cabeza a cabeza. Sin embargo, Velázquez tiene sobre Peña la ventaja de un mayor control territorial y una gran estructura, factores que serán decisivos para inclinar la balanza en el “Día D”.

Tomando en cuenta estos elementos, Alegre corre el riesgo de que se repita la misma historia de 2017: puede quedar huérfano de relato si, cómo todo indica, el pueblo colorado derrota una vez a su némesis, el candidato cartista.

Contrariamente a lo que sus publicistas intentan vender, Peña es el candidato menos competitivo que tiene la ANR para las elecciones generales del próximo año. En contraposición, Velázquez es el candidato más competitivo que puede tener la ANR porque, más allá de sus rasgos personales, es la persona que puede desarmar el clivaje cartismo versus anticartismo con el que sueña la oposición.

El “Santi” que tenía potencial para disputar el voto extra colorado era el de 2018, no el actual. En ese entonces, aunque ya golpeado por el desgaste del gobierno de Cartes, el cartismo conservaba aún cierto “prestigio”, cierta capacidad de seducir a sectores medios no colorados, de liderar y construir hegemonía en torno a un supuesto proyecto de modernización del país.

Podemos poner como ejemplo de esto último, al electorado de clase media urbana, votante clásico de Patria Querida, o aquellos que votaron por el partido Hagamos a nivel legislativo. Ese electorado hoy no solamente está dentro de la concertación opositora, sino que tiene candidatos más atractivos que Peña, como son Soledad Núñez, Kattya González o Sebastián Villarejo.

Hoy por hoy Peña tiene escasas chances de ampliar las bases tradicionales del voto colorado. Por el contrario, su figura solo unirá en contra de la ANR a un anticartismo transversal que crece en todo el país, dentro y fuera del coloradismo y que tiene diferentes razones para rechazar el retorno HC al poder.

No se trata sobrestimar las cualidades personales de ningún líder político ni de descalificar a nadie por cuestiones meramente afectivas, sino de entender que hay un rechazo creciente al proyecto de un poder sin contrapesos. 

Peña es el símbolo de dicho proyecto, y como tal su figura genera en algunos temor, en otros cautela y en la mayoría abierto rechazo. La propaganda que busca venderlo como un aséptico economista, formado en una de las mejores universidades de EEUU, es incapaz de ocultar la misión de fondo que tiene: consolidar un esquema de negocios que se reproduce en la frontera porosa de lo lícito e ilícito. 

Por cada una de estas razones, podemos afirmar que cartismo está lejos de ser hoy una fuerza política en ascenso; por el contrario, se encuentra en una posición estrictamente defensiva, resistiendo los embates como puede.

El barniz de novedad política que alguna tuvo el cartismo se encuentra actualmente marcado por el desprestigio. En este sentido, el único objetivo de Cartes es conservar los espacios de poder que controla  y permiten el funcionamiento “aceitado” de sus negocios. De ese modo, podrá retener un peso relativo, con el fin de seguir siendo un “interlocutor” o una “amenaza” para el poder futuro.

Más que un cartismo 2.0 listo para el regreso triunfal, capaz de capturar definitivamente el Estado, lo que existe hoy es un cartismo hiperdevaluado, bajo la lupa internacional y con un líder político que pasó de ser considero un exitoso empresario a ser un expresidente confinado en su país, según su propio abogado.

La pérdida de fuerza hegemónica del Honor Colorado es tal que antiguos aliados opositores ya no tienen problema de sumarse a una concertación liderada por Efraín Alegre. Atrás quedaron los tiempos cuando, desde la Calle España, se financiaban terceras candidaturas presidenciales funcionales al coloradismo.

El anhelo de Efraín es batirse a duelo contra el espantapájaros que viene construyendo como símbolo de la ANR y no contra la rebelión del pueblo colorado, que se apresta para dar una nueva lección a los meteorólogos electorales.

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