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martes, abril 30, 2024

Lee Child y la vuelta de los grandes héroes

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“Todo escritor, para convertirse verdaderamente en escritor, necesita un mito. A Lee Child lo echaron de la cadena de televisión británica en la que trabajaba por una reestructuración y recorte de presupuesto”. Por: Derian Passaglia

Se juró venganza. Desempleado, tomó la decisión consciente de convertirse en novelista de éxito. Así empezó, con la idea de que la escritura fuera un trabajo. No solo se convirtió en best seller, número 1 en ventas en los Estados Unidos, sino también en uno de los mejores escritores policiales contemporáneos.
El héroe (Blatt&Ríos, 2021) recopila dos ensayos que muestran el origen de la literatura de Lee Child, sus ideas formales, sus temas y obsesiones, y una explicación de cómo creó al protagonista de todas sus novelas: Jack Reacher. Hablar de héroes en el mundo de hoy, donde se tiran abajo, se voltean y decapitan héroes e ídolos, suena algo anacrónico. Como Pierre Menard, Lee Child practica un anacronismo deliberado, que es la forma en que la literatura recupera el pasado para actualizarlo en el presente.
Jack Reacher es un héroe de los de antes, un héroe como en las viejas películas de acción de los años noventa: alto, fuerte, puro músculo, sin miedo a nada. Para componer el personaje, Lee Child se impuso tres reglas. Primero, “el personaje es el rey”, de manera tal que la narración se subordina al personaje. Es la misma conclusión a la que llega Borges en el Diario de Bioy: lo que más se recuerda, lo último que se olvida no es el argumento, no es el estilo, es el personaje. Alonso Quijano, Edipo, Romeo y Julieta, Martín Fierro, Sylvester Stallone y Arnold Schwarzenegger…
Segundo, “¿por qué hacer lo que están haciendo todos los demás?”. Cuando Lee Child empezó a escribir se dio cuenta que los héroes eran antihéroes, personas frágiles con amigos, con pasatiempos, con dilemas morales y existenciales. Jack Reacher está solo en el mundo y no vive en un lugar fijo. Resuelve las cosas a los golpes. Nadie lo puede derrotar, es invencible. Tercero, “no puedes diseñar a un personaje de manera demasiado específica”. Lee Child piensa en un arquetipo, un personaje con el que se pueda identificar todo el mundo, al menos en deseo: queremos ser como Jack Reacher y que todo nos salga bien. Esta tercera regla puede tener sus contras. Los personajes de Herzog son locos aislados de la sociedad, incomprendidos, solitarios, al igual que Reacher, y sin embargo el espectador se identifica con estos locos, porque entiende que en definitiva todos somos humanos.
En la literatura actual, el personaje se reduce a los dramas humanos cotidianos. Lee Child cambia el paradigma, porque sabe que no es necesario escribir sobre las miserias humanas que vivimos todos para que el lector se identifique. Lee Child piensa como lector, y esos son los mejores escritores, porque no se ponen en una posición diferencial o excepcional con respecto al resto. Lee Child sabe, como dijo Chesterton sobre Dickens, que “Dickens no escribía lo que la gente quería. Dickens quería lo que la gente quería.”

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