Para escribir, es cierto, hay que tomar decisiones, hay formas que se eligen y otras que se rechazan, hay supuestos que se privilegian y otros que se atacan… Por: Derian Passaglia
Miércoles, 17/05 18:31
“No basta con denunciar en hermoso estilo los abusos y las injusticias, ni con hacer una psicología brillante y negativa de la clase burguesa, ni siquiera con poner nuestra pluma al servicio de los partidos sociales: para salvar la literatura, hay que tomar posición en nuestra literatura, porque la literatura es por esencia toma de posición”. Acá sí suenan un poco más vigentes las ideas de Sartre, y es muy sutil cómo politiza la literatura: para escribir, es cierto, hay que tomar decisiones, hay formas que se eligen y otras que se rechazan, hay supuestos que se privilegian y otros que se atacan.
Hace poco salió una nota en el diario que decía que estaban un poco viejas las disputas literarias, entre distintos bandos y estéticas, porque hoy en día está de moda la sororidad, el tender redes de amor o amistad, la buena onda y los emojis de corazones. Nada más falso ni lejos de la realidad. Esas batallas persisten, aunque invisibles, en cada libro que se publica, en cada tuit de escritores y escritoras de ficción y no ficción que sueñan que son auteurs.
Jueves, 18/05 15:26
“Por desgracia, lo que complica en extremo nuestra tarea es que vivimos en un siglo de propaganda. En 1941, los dos campos en lucha no se disputaban más que a Dios, lo que no era demasiado grave. Hoy, hay cinco o seis campos enemigos que quieren arrancarse las nociones-laves, porque son éstas las que ejercen más influencia en las masas”. ¿Pensará Sartre, en el fondo, en desarollar una literatura de propaganda? Una literatura de propaganda que se muestra como tal: el realismo socialista. Una literatura de propaganda que no se muestra como tal: el cine de Hollywood. ¿Cómo sería una literatura de propaganda sartreana?