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lunes, abril 29, 2024

La destrucción futurista del mito del amor por Madame Saint-Point

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Paranländer escribe sobre Valentine de Saint-Port, la primera mujer en unirse al movimiento futurista. Ganó notoriedad por dos textos de su autoría: Manifiesto futurista de la lujuria (1913) y Manifiesto de la mujer futurista (1912)

Por: Paranaländer

Valentine de Saint-Point es famosa por ser la primera mujer en unirse al movimiento futurista (el arquetipo de la vanguardia) y por dos textos futuristas: Manifiesto futurista de la lujuria (1913) y Manifiesto de la mujer futurista (1912). Y por su Teatro de la mujer, una conferencia de 1912 (donde carga con los mismos temas ya fusilados en estos dos manifiestos): «Lamentando la representación de las mujeres como «juguetes» y femme fatales evocadas casi exclusivamente como «objetos de deseo», de Saint-Point clama por el final de un teatro monotemático, obsesionado con el amor y el adulterio».

Valentine de Saint-Point (1875-1953), descendiente de Lamartine (sobrina), antes de adherir al futurismo, realizó en París una carrera como poeta, novelista, bailarina, pintora, dramaturga y ensayista.

Partiendo de una rápida lectura de Nietzsche, organizó una estética de la supermujer individualista y repleta de orgullo. A comienzos de 1914 abandonó públicamente el futurismo.

Sus últimos años transcurrieron en Egipto, patria de Marinetti, adonde acudió interesada por las ciencias ocultas. Se convirtió al islam y combatió el colonialismo. En el n° 9 de 1907 en revista de Nuevo Mercurio (dirigido por el infatigable E. Gómez Carrillo) tenemos un temprano texto de ella traducido al español. Y en Paraguay, la mítica revista Crónica n° 6 del 29 de junio de 1913 reseña poemas de la futurista aparecidos en la revista Ariel de Alejandro Sux en París.

Saint Point desarrollaría a partir de estas ideas el teatro métachorie, una danza de «esencia cerebral», inspirada en ideas más que en sentimientos. La técnica vanguardista par excellence, la provocación, nunca llegó a tales extremos como con los futuristas, y entre ellos con los manifiestos de madame Saint-Point.

El periodista de Lacerba y futuro miembro Italo Tavolato fue incluso procesado por defender el manifiesto en su «Glossa sopra il manifesto futurista della lussuria».

«La lujuria es la búsqueda carnal de lo desconocido, como la cerebralidad es la búsqueda espiritual. La lujuria es el gesto de crear, y es la creación».

«Tras una batalla en la que han muerto hombres, es normal que los victoriosos, seleccionados por la guerra, se vean impelidos, en la tierra conquistada, hasta el estupro para recrear la vida».

«El arte y la guerra son las grandes manifestaciones de la sensualidad; de ellas florece la lujuria».

«Un pueblo exclusivamente espiritual y un pueblo exclusivamente lujurioso caerían igualmente en la esterilidad».

«No es la lujuria la que desagrega, disuelve y aniquila, sino las hipnotizantes complicaciones del sentimentalismo, los celos artificiosos, las palabras que embriagan y engañan, el patetismo de las separaciones y de las fidelidades eternas, las nostalgias literarias; todo el histrionismo del amor».

«Es preciso hacer de la lujuria una obra de arte».

«La lujuria es una fuerza, porque mata a los débiles y exalta a los fuertes, favoreciendo la selección». (Manifiesto futurista de la lujuria,1913)

«La Humanidad es mediocre. La mayoría de las mujeres no es inferior ni superior a la mayoría de los hombres. Son iguales. Ambos merecen el mismo desprecio.»

«Pero en el período de feminidad en el que nos encontramos, sólo la exageración contraria resulta positiva. Y es el bestia el que debe proponerse como modelo».

«No hay que dar a la mujer ninguno de los derechos reivindicados por el feminismo. Dárselos no llevaría a ninguno de los desórdenes propugnados por los futuristas sino que, por el contrario, crearía un exceso de orden».

«¡Mujeres, volved a ser sublimemente injustas, como todas las fuerzas de la naturaleza!»

«La mujer debe ser madre o amante. Las verdaderas madres siempre serán amantes mediocres, y las amantes, madres insuficientes. Iguales frente a la vida, estos dos tipos de mujeres se completan. La madre que tiene un hijo hace, con el pasado, el porvenir. La amante distribuye el deseo que conduce hacia el futuro».

«Mujeres, durante tanto tiempo confundidas entre la moral y los prejuicios, volved a vuestro sublime instinto: a la violencia y la crueldad». (Manifiesto de la mujer futurista, 1912)

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